Es lamentable que en nuestro país sea una costumbre que para un funcionario público despertar tengan que ocurrir sucesos alarmantes.
Ayer observé la entrevista de Junior Noboa, comisionado nacional de Béisbol, en una entrevista en el programa matutino “El Día” de Telesistema, en el que evidenció que en sus primeros cuatro años de gestión desde esa posición fue muy poco lo que hizo para cumplir con la responsabilidad que le otorgó el presidente de la República, Luis Abinader.
Fue penoso ver a Noboa anunciar que en las próximas horas y días es que firmarán acuerdos con la Major League Baseball (MLB), con Salud Pública, Educación y la Junta Central Electoral para regular las actividades del béisbol en el país, algo que debió de hacerlo desde que asumió la posición, ya que por su experiencia en la materia conocía sobre los problemas del sector.
Fue evidente la falla de Junior, cuando la periodista Edith Febles le preguntó: ¿ cuál es la razón por la que República Dominicana haya tardado tanto en pensar en regular las academias independientes? Dentro de la pregunta le comentó que es tan obvio que no puede ser que cualquier buscón ponga una academia.
¿Por qué hemos tardado tanto? La respuesta de Noboa fue débil y tuvo que reconocer que esa es una buena pregunta y a la vez se cuestionó a sí mismo, ¿por qué no lo hemos hecho si hemos visto tantos casos? Respondió que lo importante ahora es que se va a comenzar a certificar y a regular a los entrenadores independientes. ¡Bárbaro!
Noboa anunció que todas las academias tendrán que pasar por las oficinas del Comisionado de Béisbol antes que los jugadores firmen un contrato para ir al profesionalismo.
También dijo que se acordará con los ministerios Público y de Salud Pública para tener la potestad de ir a las academias independientes y a los programas para chequear las condiciones de vida de los jóvenes prospectos.
Aseguró que, desde la oficina del Comisionado, también se trabajará para educar a los padres y a los entrenadores.
Ojalá que todos esos anuncios sean realizados y no se queden como simples reacciones a los últimos casos que han afectado el ambiente del béisbol, como fue la anulación de la firma de César Altagracia por haberle encontrado cuatro años más en su edad, lo que le hizo perder el acuerdo de US$4.0 millones que tenía con San Diego, y la penosa muerte del prospecto Ismael Ureña Pérez, supuestamente debido al consumo de esteroides para animales.