Los Cardenales de San Luis del béisbol de Grandes Ligas exaltaron el sábado 27 de agosto al otrora segunda base Julián Javier, al Salón de la Fama del club.
Extrañaría que el equipo de la Liga Nacional aguardara 51 años después que Javier actuara con ellos y éste alcanzara los 86 de edad, para rendir el homenaje a quien por 12 años (1960-1971) fuera su intermedista.
La tardanza tiene una explicación entendible: el Salón de la Fama de los “Pájaros Rojos” fue instaurado apenas hace ocho años, en 2014. Es el primer dominicano exaltado por San Luis.
“El espejuelado”, orgullo de San Francisco de Macorís y mayor ídolo entre los seguidores de las Águilas Cibaeñas en su día, creó fama por su excelsa defensiva. Como bateador respondió a los estándares de su época para defensores de su posición y la de short stop.
Se lo distinguía por su habilidad para evadir, con gran salto, a los corredores que se deslizaban con bravura. Por tal agilidad su compañero, el receptor Tim McCarver, le encajó el apodo de “El Fantasma”. Se decía que nadie lo llegó a ‘cazar’ con los spikes.
Julián participó en cuatro Series Mundiales, tres con los Cardenales y su último año (1972) con los Rojos de Cincinnati. Ganó dos anillos (1964) contra los Yankees, aunque solo actuó en un juego por un problema físico; y 1967 ante Boston. En la de 1968 ante Detroit actuó en los siete partidos.
La de 1967 fue la mejor para Javier. Bateó .360 (25-9), tres dobles y un jonrón, que lo hizo en el primer dominicano en lograrlo.
Nuestra mejoría aún registra una espectacular jugada que realizó Javier, según describiera la única transmisión radial que nos llegaba, la “Cabalgata Deportiva Gillette”, que encabezaba el afamado narrador Buck Canel.
Corredor en segunda base por Boston, el bateador conectó línea sobre la almohadilla, Javier se lanzó de cabeza, capturó y antes de tocar el suelo lanzó al torpedero para doblar al corredor. Lo que pareció una descripción fantasiosa, incrementó la fama defensiva de Julián.
En la octava entrada del partido dos, con dos fuera, Jim Lomborg tejía juego sin hit contra los Cardenales y Javier disparó un doble para privar de la hazaña al diestro de los Medias Rojas. En el séptimo y decisivo choque, en Fenway Park, San Luis ganaba por 4-2 en el sexto y Javier disparó jonrón de tres carreras a Lomborg para poner distancia insalvable.
Javier actuó en dos Juegos de Estrellas (1963 y 1968). En el primero, Bill Mazeroski, no pudo jugar por lesión y Julián abrió en la posición cuatro. Ello permitió al criollo abrir el juego y junto al 1B Bill White, el torpedero Dick Groat y el antesalista Ken Boyer, la Liga Nacional integró un cuadro interior con pleno de jugadores de los Cardenales. ¡Raro, verdad!
Aunque parezca tardío, San Luis hace justicia con exaltar a su Salón de la Fama a Julián Javier, que con casi 86 años, vigoroso y lúcido, lo disfrutó con los suyos. Y nos alegra, porque nos permite recordar momentos de un grande de nuestro béisbol.