“¡Se tiró la DEA!”, era ayer frase común ante los arrestos de una poderosa banda de narcotraficantes tras una investigación de la Procuraduría y la DNCD con asesoría e inteligencia de los americanos. Incluso periodistas veteranos –sin la menor evidencia, vídeos ni fotos— repetían como loros amaestrados que agentes estadounidenses participaron en arrestos, allanamientos y operaciones relativas al caso.
Esas agencias de Estados Unidos, como la DEA, el FBI, los Marshalls, el Departamento del Tesoro, u otras como la Interpol, nunca intervienen directamente en acciones que realizan policías, militares o fiscales dominicanos. Lo prohíben acuerdos diplomáticos y tratados internacionales.
Empero, ha sido una dicha para la sociedad dominicana que, como consecuencia del atentado contra David Ortiz, el interés de autoridades gringas haya guiado a fiscales dominicanos por el nada misterioso rumbo hacia un asunto cuya notoriedad hedía y desprestigiaba a la DNCD y demás autoridades.
En este como en otros casos de narcotráfico, lavado, corrupción y similares ilícitos, toda la colaboración estadounidense disponible debe aprovecharse. Esos malandros odian juicios en inglés.