Juana Méndez, Haití.-En momentos en que las manecillas de los relojes de los presentes marquen las 11:00 de la mañana de hoy y las festividades navideñas hayan quedado atrás, los delegados de República Dominicana y Haití estarán estrechándose las manos para el inicio de un diálogo bilateral cuya certidumbre aún estaría por verse debido a la complejidad de los espinosos temas migratorio, de comercio, medioambiental y de seguridad transfronteriza.
Mientras eso suceda, los presidentes Danilo Medina y Michel Francois Martelly habrían de estar atentos a lo que suceda en esta parte de la frontera norte, distante a 304 kilómetros de Santo Domingo y 317 de Puerto Príncipe.
La delegación dominicana estará encabezada por el ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo; y la completan los también ministros José Ramón Fadul y José del Castillo Saviñón, de Interior y Policía y de Industria y Comercio, respectivamente; así como el viceministro de Relaciones Exteriores, en función de Canciller de la República, José Manuel Trullols, y el consultor jurídico del Poder Ejecutivo, César Pina Toribio. Mientras que por Haití figurarán el primer ministro Laurent Lamothe; el canciller Pierre Richard Casimir, el ministro del Interior, David Bazile, el de Economía, Wilson Laleau, y el economista Nesmy Manigat.
El escenario
Juana Méndez, el escenario escogido para las conversaciones, históricamente ha sido una ciudad muy vinculada a la dominicana de Dajabón, donde las poblaciones desarrollan un activo comercio que solamente se ha visto interrumpido durante situaciones de conflictos sectores de los dos países que comparten la isla La Española.
La demarcación, dividida por el río Masacre y ubicada a medio kilómetro de Dajabón, existía antes de la rebelión de los haitianos contra los franceses. Historiadores coinciden en que fue tomada por el negro liberado Jean Francois Papillon; y políticamente está conformada por las secciones Haut Maribahoux, Acul des Pins, Savane Longue, Savane au Lait y Gens de Nates.
Otra de las versiones históricas es la que recoge el director de EL DÍA, Rafael Molina Morillo, que en su columna ‘Buenos Días’ señala: “Juana Méndez es una ciudad haitiana de poco más de 100,000 habitantes, situada en la frontera con nuestro país, frente a Dajabón, en la otra orilla del río Masacre. Es una de las poblaciones más importantes en el comercio transfronterizo.
En francés se llama “Ouanaminthe” y en creole “Wanament”.
“¿Y quién fue esa señora? Se dice que fue una exesclava negra, esposa del comerciante blanco Pablo Báez (quien fue alcalde de Azua) y madre de Buenaventura Báez (el primer presidente mulato de República Dominicana)”.
Economía
Hasta el año 2003, el sustento de los habitantes de Juana Méndez descansaba en el comercio, mayormente irregular con Dajabón, de la apicultura y de reducidas siembras de tabaco y de pistacho.
Sin embargo, a partir de ese año la situación cambió de uno de los más pobres y olvidados de ese país a otro de más prosperidad.
La razón obedeció a la instalación de la empresa de zona franca textil dominicana Grupo M, y que ha genera 6,500 empleos directos y más de 32,500 indirectos a través de su moderno parque industrial Compagnie Development Industriel (Codevi).
Estas operaciones han contribuido al desarrollo de la región, a la preparación técnica de gran parte de los empleados y a dinamizar la actividad económica tanto de Juana Méndez como de Dajabón y sus zonas aledañas.
Esto permitió duplicar la población a más de 100 mil personas, una parte que emigró de otras poblaciones haitianas.
Desde entonces ha implementado planes de salud preventiva y ocupacional, higiene industrial, educación y centro de capacitación, deportes y cultura, transportación, servicios de cafetería, plan de ahorros.
El programa de sostenibilidad implementado en Grupo M y Codevi se apoya en tres pilares: el impacto económico, el impacto social y el impacto ecológico; en tanto que en el aspecto económico se han mejorado viviendas de empleados, se han desarrollado clusters: ferretería, electrónicos, supermercados, hoteles, restaurantes y suplidores de alimentos.
La tradición
Más allá de pequeños incidentes transfronterizos, las relaciones entre dominicanos y haitianos ha sido de colaboración y colaboración, teniendo como base el intercambio comercial.
De hecho, dada la escasez de centros educativos en la parte haitiana, niños, niñas y adolescentes cruzan cada día el río Masacre para cursar sus estudios en suelo dominicano.
Todo ello indica que las conversaciones entre las delegaciones de República Dominicana y Haití tendrán, al menos como telón de fondo, un escenario que se ha caracterizado por la cooperación entre los dos pueblos que comparten la isla.