Nueva York.- El juez Juan Merchan, que ayer leyó en un tribunal de Nueva York al expresidente de Estados Unidos Donald Trump los 34 cargos contra él por falsificación de documentos mercantiles, nació en Bogotá (Colombia) y a los seis años emigró a Estados Unidos donde comenzó su carrera de magistrado en 2006.
Merchan, juez interino de la Corte Suprema de Nueva York desde 2009, no es ajeno a los escándalos financieros del expresidente estadounidense.
Presidió el juicio por fraude fiscal de la Organización Trump, propiedad del exmandatario; supervisó un caso contra el exasesor de Trump Steve Bannon y condenó a prisión a Allen Weisselberg, uno de los escuderos más fieles del empresario.
Weisselberg, ex director financiero de la Organización Trump, se declaró culpable en agosto de 2022 de haber conspirado durante años con la empresa en una trama de fraude y fue condenado a cinco meses de cárcel y cinco años de libertad condicional.
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Tras conocerse que sería el juez que le leería los cargos de la Fiscalía, Trump escribió en su red social Truth que Juan Merchan lo odiaba.
“El juez ‘asignado’ a mi caso de caza de brujas, (…) ME ODIA”, escribió el expresidente que también ha asegurado que Merchan ha sido colocado en su cargo por el fiscal de Manhattan Alvin Bragg, quien ha dirigido la investigación contra
Trump y contra quien mantiene una especie de cruzada personal.
Ayer, durante la primera comparecencia de Trump, Merchan advirtió al acusado de que no haga declaraciones que puedan incitar a la violencia. “Absténgase de hacer declaraciones que puedan incitar a la violencia o crear disturbios civiles”, dijo el togado durante la sesión, que se prolongó durante una hora mientras cientos de seguidores y detractores se concentraban en la plaza que hay frente a los juzgados.
Antes de comenzar su carrera judicial en 2006, cuando fue designado por el entonces alcalde de Nueva York Michael Bloomberg en un tribunal de familia, Merchan, que creció en el barrio de Jackson Heights, en el distrito de multicultural de Queens, trabajó como auditor de una inmobiliaria, lavaplatos y director de noche de un hotel.
Los medios locales lo describen como “un hombre de palabra”, que se ha mostrado tanto “duro” como “compasivo” en sus sentencias.