Juan Bosch más arriba, mucho más

Juan Bosch más arriba, mucho más

Juan Bosch más arriba, mucho más

Matías Bosch, primer vicepresidente

Hagamos la cuenta:
El pacto con el FMI, la masacre de 1984, la compra de votos a granel, la impunidad para los asesinos de los 12 Años, los jóvenes dominicanos enviados a invadir Irak, las condecoraciones a Bush padre en Casa de Campo, la importación del ‘rockash’ para hacer del país el vertedero internacional, las tarjetas de Pepe Goico, la protección de las grandes fortunas en los bancos con cargo a los bolsillos del pueblo, Balaguer padre de la democracia, la privatización de la salud y las pensiones…

Las escuelas debajo de yaguas y la salud con apenas un 1.5 % del PIB, las maternidades sin respiradores artificiales, la prohibición del aborto, pero una mortalidad materna cuatro veces superior a la de Cuba, y una mortalidad infantil casi nueve veces a la que existe en el vecino país…

La privatización de la generación eléctrica y el desmonte de los ingenios, los pactos con Balaguer, la desnacionalización racista de miles de compatriotas, Silver Sun y las torres de Diandino, los 5,700 niños asesinados por la desidia y la negligencia en el Robert Reid, las faraónicas obras y los sobornos, el negocio de Odebrecht, las comisiones de los Tucano, los contratos con Placer Dome y Barrick, las campañas multimillonarias…

El 58 % de los trabajadores y trabajadoras ganando un salario por debajo de la línea de pobreza, 300 mil niños que trabajan, el puesto 101 en desarrollo humano para 2015, el país donde el 10 % con mejores ingresos se lleva para sí 41 veces lo que obtiene el 10 % más pobre; donde los contados multimillonarios acumulan 971 veces la renta que obtiene el 20 % menos rico. Un 13 % de la población, es decir 1,187,010 dominicanos y dominicanas, que han tenido que salir en busca de mejor vida y, de paso, ser la tercera fuente de divisas de la economía…

Ese es el país que tenemos. No es fruto del azar. Se alteraron las prioridades.

No una, sino varias veces se le ha dado la espalda a Juan Bosch, su ejemplo y lo que animó a construir. Allí están los resultados. Aquellos que así lo han decidido, han terminado, indiscutiblemente, más ricos y poderosos, acaudalados y famosos, conformado una verdadera oligarquía política. Pero todo ello al costo de estar en el lodazal y de que todo ese poder y esa riqueza ejerzan sobre ellos un peso cada vez mayor, hundiendo más y más a los que lo cargan.

Por su parte, Juan Bosch, tildado de muy radical, de “loco”, o de idealista, sigue siendo, no obstante, el que “ni mató ni robó”; el que en dos oportunidades, con 28 años de distancia, le ganó elecciones a los poderosos de este país, el que apostó a un pueblo consciente “protagonista de su drama”, demostrando que se puede, sin ofrecer una papeleta, sin transar con corruptos, sin dejarse comprar y sin regalar puestos en el gobierno.

Sin pactar con los de siempre; sin humillar ni envilecer a los humildes. Y lo logró reclamando que este país dejara de ser tan solo “de un grupo de dominicanos”.

El orden creado hunde al país. Quienes vieron en Juan Bosch un obstáculo a sus ambiciones o un sueño sin sentido, hoy declinan y se hunden también. Y Juan Bosch, en su 108 natalicio, está más arriba, mucho más.



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