El talento ofensivo imparable de un constante candidato al MVP como Nikola Jokic y un grupo de excelentes defensores a su alrededor. Esa, más el aporte de jugadores como Jamal Murray y Michael Porter Jr., es la fórmula por la que apostó Denver en esta temporada, para potenciar sus opciones de campeonato. Y en su victoria de este lunes ante Phoenix, para adelantarse por 2-0 en la serie, fue ese esquema el que le permitió llevarse un trabajado 97-87.
Desde los 39 puntos y 16 rebotes de Nikola Jokic, hasta un esfuerzo defensivo monumental, con jugadores como Bruce Brown, Kentavious Caldwell-Pope, Aaron Gordon y el rookie Christian Braun, para anular a Kevin Durant (10 de 27 de campo) y dejar a los Suns en apenas 87 puntos. Incluyendo solo 14 en el último cuarto.
Denver necesitó de cada una de las conversiones de Jokic (17 de 30 de campo), en una noche totalmente apagada de sus otras dos estrellas: Murray sumó 10 puntos con un 3-15, mientras que Porter Jr. se quedó en 5 unidades, con un 2-7.
De hecho, MPJ jugó apenas 23 minutos y casi no vio acción en los momentos más importantes, ya que Malone priorizó a sus defensores para el último cuarto. Los 14 puntos de Phoenix en ese período le dan el visto bueno a la decisión del entrenador. Sobre todo, con un Bruce Brown que junto a Aaron Gordon le hicieron la vida imposible a KD durante toda la noche.
Sabido es que los Suns tienen muy poca profundidad fuera de sus estrellas. Por lo que si se consigue anular a uno de sus anotadores (Durant o Booker, quien sí estuvo certero con 35 puntos), se tiene buena parte de la batalla ganada. Más aún cuando Chris Paul tuvo que abandonar el campo, con una nueva lesión en Playoffs.
En ese panorama, Phoenix sostuvo en el campo por demasiados minutos a jugadores sin puntos en las manos. Josh Okogie sumó 2 unidades en 22 minutos; Damion Lee no anotó en 26; Cameron Payne terminó con 2 tantos en 17; Torrey Craig, sin puntos en 11 minutos; Bismack Biyombo con apenas 2 unidades en 10 minutos.
Si un equipo logra disminuir el impacto ofensivo de las superestrellas de los Suns, el castillo de Phoenix se desmorona. Y eso fue exactamente lo que hizo Denver este lunes, en una actuación digna de un equipo con aspiraciones reales de campeonato.