Santo Domingo.-Las nominaciones como Orquesta y Álbum del año a los premios Soberano 2014 le ha traído una gran satisfacción a Johnny Ventura, y ve en ellas una brecha que como producto los merengueros tradicionales deberían aprovechar.
El llamado “Caballo mayor” anda a “galope”, y revela que tenía 20 años que no salía a las calles a promoverse como lo está haciendo en este momento con su disco “El viejo está en la calle”.
En una entrevista para EL DÍA, el artista habla sobre lo que significa para él competir en los premios Soberano y sobre los escollos que enfrenta el merengue en los actuales momentos.
Entiende que el merengue es el único ritmo al que se le exige tanto, y para poner un ejemplo dice que a la salsa no se le pide renovación.
También dijo que los “talk shows” radiales tomaron por sorpresa a los merengueros, copando los espacios que eran destinados al ritmo nacional.
¿ Qué siente usted al saberse nominado como Orquesta Merenguera después de tantos años? Todo el mundo celebra los reconocimientos.
Es algo muy natural y yo no soy la excepción. Pienso que Jandy también estará muy contento, pues es su orquesta con la cual actúo. Por mi parte, yo no promovía nada mío desde el año 1993 cuando promoví “Pitaste” y “Merenguero hasta la tambora”.
¿Su nominación en ese renglón podría ser un despertar del género?
Ojalá y se animen mis colegas, pues una sola golondrina no hace verano.
¿Cree usted que sus colegas deben seguir su ejemplo, lanzarse a las calles y hacer discos nuevos?
Conocemos de productos que son reconocidos a nivel mundial y nunca dejan de promocionarse.
Entiendo que nuestros merengueros deben hacer lo mismo. Tres pasos que usted cree deben dar sus colegas para que el ritmo se vuelva a sentir como antes.
No podemos olvidar que el merengue, como consecuencia de muchos intereses, llegó a alcanzar niveles de popularidad inimaginables. Fue justo en ese momento en que llegaron la piratería y la internet.
Esos fenómenos, tomaron desprevenidos a los disqueros de la época y los ahuyentaron del negocio. Los merengueros se quedaron sin mecenas y acostumbrados a que esa parte del trabajo lo hacía otro, no reaccionaron a tiempo y al verse desprotegidos han dejado que todo se vaya de las manos. Pienso que aún estamos a tiempo de recuperar ese terreno perdido.
El merengue está acostumbrado al acoso y al desprecio, pero ha sabido superar sus crisis.
¿Qué esperamos de Johnny Ventura para este 2014?
Yo soy un trabajador incansable y veo 2014 como un año de muchas expectativas y de grandes oportunidades que, de la mano de Dios, aprovecharemos al máximo.
Ha vuelto hacer giras fuera del país, ¿qué tal se siente esa parte en su vida?
Siempre es gratificante encontrarse con públicos diversos, eso representa nuevos retos y éstos se convierten en grandes estímulos.
¿Dónde usted cree que podría estar el punto débil para que el merengue no se sienta mucho: los merengueros, las emisoras o la generación que cambió?
Son muchas cosas al mismo tiempo, entre ellas la pobre difusión con que contamos.
En ese sentido, tenemos muchas emisoras tocando salsa. Si las escuchamos detenidamente, podemos advertir que ponen las de los nuevos salseros criollos y las de los viejos salseros internacionales.
Sin embargo, son pocas las emisoras que están poniendo merengue en su programación. Al mismo tiempo, nos cogió desprevenidos el fenómeno de los “talk shows” radiales, que ocupan la mayoría y primeros espacios de las principales emisoras y para esto no estábamos preparados.
A los merengueros se les exige renovación, pero a los salseros no.
En medio de todo ese cuadro aparece una nueva generación, que tal y como nos muestra la historia, cada cierto tiempo llega una que rompe los moldes establecidos e impone sus propios códigos, estilos y patrones en todos los sentidos y eso es algo que también ha ocurrido en estos tiempos. Sin embargo, debemos entender que eso es cíclico.
Eso se repite eventualmente. Entre las cosas que podrían estar sucediendo, quizás pudiéramos contar el hecho de que los merengueros no estén cuidando su promoción y manifiesten algún grado de dejadez.