Santo Domingo.-La muerte de los hermanos López Méndez, ultimados por policías en 2014, y la de John Percival Matos, quien cayó acribillado la semana pasada, son ejemplos de que las acciones represivas contra la delincuencia no solucionarán el problema y cada cierto tiempo aparecerán individuos iguales, solo con otros nombres.
Las historias de Omar y César López Méndez, oriundos de Moca, y la de Percival Matos, al parecer fueron escritas por el mismo autor.
Aunque en años diferentes, los tres fueron ultimados por agentes del orden en el mismo mes, con tan solo un día de diferencia.
Los primeros resultaron acribillados en Pedro Brand la mañana del 27 de diciembre de 2014 y el segundo en una cabaña de Bonao la tarde del 28 de diciembre de 2016.
Algunos hechos
La banda encabezada por “Los Mocanitos”, con 20 y 24 años de edad, mantuvo en zozobra varias zonas del Cibao desde febrero de 2013, cuando se les atribuyó la muerte del coronel Domingo Antonio Pérez Paulino, quien recibió 20 impactos de bala.
Por este caso llegaron ante el Tribunal de Atención Permanente de Moca, donde luego de una medida de coerción fueron dejados en libertad condicional.
Lo mismo había ocurrido con Percival Matos el primero de marzo de 2013, ya que el Segundo Tribunal Colegiado de Primera Instancia de Santo Domingo lo descargó, tras ser acusado del robo de un avión en 2011 del aeropuerto Joaquín Balaguer (El Higüero).
Y como si las coincidencias no parecieran terminar, en ambos casos a los hoy occisos se les acusaba de encabezar robos violentos usando fusiles M-16, pistolas 9 milímetros y otros pertrechos como chalecos antibalas y bombas lacrimógenas.
Esas acciones llevaron luto a más de una familia y como era de esperarse también a las de ellos mismos tras los famosos “intercambios de disparos” que apagaron sus vidas a temprana edad.
Prevenir a tiempo
Para el experto en temas de seguridad Daniel Pou, el Estado debe prevenir estos “fenómenos” desde sus primeras manifestaciones, para que los organismos de seguridad no tengan al final de la jornada que hacer un uso desmedido de la fuerza.
Considera que si no hubiese existido impunidad en las primeras manifestaciones de ambos casos los hoy occisos estuvieran presos y no muertos.
Instó a que se ataquen otras causas, como la desigualdad, falta de empleos, entre otros que están generando delincuencia.
Apoyo militares y policiales
El especialista en temas de seguridad Daniel Pou también criticó que aparte de las demás coincidencias la violencia de los jóvenes estuviera apoyada desde grupos de poder de la Policía Nacional y de altos mandos militares.
“Ambos casos llevan esquemas muy similares.
Primero un cierto engreimiento, segundo un nivel de tolerancia insospechado en el inicio de sus actividades y tercero algún amparo de sectores de poder”, detalló Pou.
El experto explicó que estos jóvenes fueron respaldados por diversos grupos que se valían de “sus servicios” para ejecutar diversos ilícitos que en determinado momento llegaron a crear un malestar general en la sociedad.
“Definitivamente es un tema recurrente que vemos no solo en estos, sino en muchos otros casos que se han destapado a los cuales hay que poner fin”, dijo.