Joaquín Balaguer y mi padre (II)

Joaquín Balaguer y mi padre (II)

Joaquín Balaguer y mi padre (II)

Elías Brache

Mi padre, anticipando la visita de Balaguer a la zona, específicamente a Constanza, reunió a los pobladores para anunciarles que vendría el presidente electo y les solicitó que demandaran escuelas, hospitales, agua, calles, etc., pero que se abstuvieran de pedir cosas a título personal.
El día de la visita presidencial, arribó con Balaguer y éste comenzó su discurso. Luego de dar las gracias por los votos recibidos pidió a los pobladores expresarles sus necesidades y éstos, como habían sido instruidos por mi padre, solicitaron las obras para la comunidad, pero ¡oh sorpresa! Balaguer los interrumpió para decirles qué querían para cada uno, y con ello, se desataron los demonios: ¡una nevera!, ¡una estufa!, ¡una televisión!, etc., etc., etc. Mi padre permaneció callado mientras un general tomaba nota de todas las solicitudes.

Terminado el acto, acompañó de nuevo a Balaguer en su automóvil y tan pronto comenzaron a descender de Constanza, me cuenta que comenzaron a pasarle unos papelitos blancos por el lado de la ventana. El general, desde el asiento delantero, iba rompiendo las notas que había tomado minutos antes sobre lo que querían los pobladores. Ni siquiera había pedido autorización para hacerlo.

Para una persona como mi padre, que respeta las ilusiones y esperanzas de los demás, fue un “shock”. Hoy en día él recuerda ese momento como el que le hizo ver qué clase de persona había ayudado a llegar al poder.

Apenas horas después de separarse de Balaguer ese día, visitó a don Augusto Lora, a quien Balaguer traicionaría más tarde, y le explicó lo sucedido. Don Augusto lo calmó diciéndole que ésas eran cosas de la política y mi padre, al final, “lo dejó pasar”.

Tiempo más tarde, ya siendo mi padre Director General de Carreteras, en una sesión del Consejo de Desarrollo en el Palacio Nacional en la cual participaban decenas de funcionarios y a la cual asistía para orientar al Secretario de Obras Públicas, Luis Mauricio Bogaert, se generó este agrio intercambio en tono airado de parte de Balaguer:
“Ingeniero Brache, ¡me dicen que la carretera de Jarabacoa no sirve para nada!”. Mi padre se puso de pie y con calma, le respondió: “Señor presidente, precisamente ayer estaba personalmente dirigiendo los trabajos de asfaltado del Manguito, el último tramo que faltaba. Esa carretera está totalmente asfaltada”, a lo que Balaguer respondió: ¡Ah! ¿Pues usted está diciendo que a mí me hablan mentiras?, ripostando mi padre: “No, señor presidente, eso yo no lo sé, lo que sí yo sé es que YO no hablo mentiras” y acto seguido abandonó el salón. Horas después presentaría su renuncia, sellando de esta forma su futuro alejamiento de Balaguer.

Cabe destacar que muchos esfuerzos de conciliar a mi padre con Balaguer no dieron resultado. Él recuerda la intervención sincera y amistosa de Polibio Díaz en ese sentido, apenas días después del intercambio verbal en Palacio.

De hecho, un tiempo después, don Augusto Lora le solicitó a mi padre volver al gobierno, aceptando éste una posición en la que permaneció apenas semanas. La razón de renunciar nuevamente se explica por sí misma en la nueva carta de renuncia, y cito: “… estoy acostumbrado a que me paguen por trabajar, no por estar sentado en un escritorio”.

Breve, muy breve, fue la relación de mi padre con Balaguer, pues detectó a tiempo la persona que realmente era, ésa de la cual cada quien tiene una opinión y que en el caso de mi padre, me pidió que no expresara ninguna, lo cual cumplo al pie de la letra. Sólo me limito a relatar las anécdotas de cómo fue la relación de Joaquín Balaguer y mi padre.



Elías Brache

Licenciado en Derecho Cum Laude (UNPHU) con estudios de Especialidad en Gobierno y Politicas Publicas (FLACSO) ha ocupado diferentes posiciones dirigenciales en su vida privada y publica incluyendo las de Vice Canciller de la Republica y Gerente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL).

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