Elías Brache
Amigos lectores, en las próximas dos entregas compartiré con ustedes algunos datos históricos inéditos, salpicados con anécdotas que han sido de consumo familiar.
La relación de mi padre con Joaquín Balaguer se inicia dos generaciones atrás. Cuando en una visita que hiciera mi bisabuelo Elias Brache Hijo (papa Elias), a la sazón embajador en España, al generalísimo Trujillo en su despacho, a los fines de entregar una carta personal que le enviaba el generalísimo Franco, presidente español, éste le solicita leer y emitir su opinión de un libro que Joaquín Balaguer había escrito sobre Rafael Estrella Ureña, y en el que se entendía ensalzaba al mismo en detrimento de Trujillo.
Cuenta la historia familiar que Papa Elias, luego de hacer la entrega de la misiva de Francisco Franco, se retiró libro en mano y volvió al otro día expresándole a Trujillo que había leído el mismo y que no veía nada de malo, más aún, que en todo caso convenía que circulara libremente como muestra de la “voluntad democrática” del gobierno, lógicamente, eso le gustó al “jefe”. Mi Bisabuelo se despidió y cuando se alejaba escuchó: ¡“don Elias”!… ¡pues como no es nada, lléveselo (a Balaguer) de secretario de la embajada! Y así fue.
En su libro “Memorias de un cortesano en la era de Trujillo”, Balaguer se refiere a su estadía en la embajada dominicana en España.
El segundo acontecimiento que determina la relación de mi padre con Joaquín Balaguer deviene cuando, mi abuelo Elias Brache Viñas (Brachito), su hermano Cesar Brache y Balaguer, coinciden estudiando en Paris, Francia; obviamente, lejos de su tierra natal se creó una relación muy cercana entre los tres, la cual sería aún más profunda con Tío Cesar, pues abuelo Brachito tendría que regresar antes, fruto de una enfermedad.
Esa amistad se evidenciaría firmemente cuando, tanto Tío Cesar, Abuelo Brachito y mi padre, que ya aparece en escena, participan como fundadores del partido reformista, y luego ocupan posiciones en el tren gubernamental en los gobiernos de Joaquín Balaguer… pero no todo es color de rosa.
Con mi padre, todo se inicia luego de la caída de Juan Bosch. Existiendo una sola salida para poder consolidar la vida democrática, mi padre visita a Balaguer en su exilio en Nueva York en compañía de su entrañable amigo Don Francisco Augusto Lora, y de hecho entrega unos “aportes” recolectados en la familia Brache y amigos cercanos.
Mi padre se dedicaría luego, como jefe de campaña de Balaguer en la provincia de La Vega, a promocionar al mismo, logrando una aplastante victoria en la zona. Balaguer alcanzaría la presidencia de la República y confirmaría a mi padre como director de Equipos y Transporte de la entonces Secretaria de Obras Públicas, posición que ocupaba desde tiempos de Trujillo y que ratificó Juan Bosch en su breve mandato.
Luego de ello, ambos volverían juntos, ya Joaquín Balaguer como presidente electo, a los lugares donde mi padre había conquistado los votos para ganar.
Y mi padre comenzaría a conocer a Balaguer… (Continuará).
