Jerarquías sistémicas, desigualdades y humanismo democrático

Jerarquías sistémicas, desigualdades y humanismo democrático

Jerarquías sistémicas, desigualdades y humanismo democrático

Carlos Salcedo

Economías como la nuestra hacen posible que las personas perciban bienes y recursos financieros por encima de la mera subsistencia, generándose desigualdades de ingresos entre los agentes económicos.

Las jerarquías sistémicas son necesarias y no son exclusivas de los seres humanos, sino que pueden verse en todo el reino natural. Y es que todo organismo que tienda a competir y a desenvolverse con otros organismos de su misma especie, tiende a formar jerarquías (Jordan Peterson, 2018).

En efecto, solo un grupo selecto de individuos se destaca por ser mejores que la media del grupo social al que pertenecen. Tienen más capacidad y destreza en lo que hacen que los demás y son los que desarrollan un modelo certero del sistema normativo, social y económico en el que se desenvuelven.

Esto se traduce en una acumulación de riquezas en el tope de la pirámide económica y una falta de recursos en la escala más baja de la estructura jerárquica social, con los consecuentes problemas de desigualdades sociales.

Pero esto no nos debe conducir a absorber por completo el discurso de la izquierda, como vocera de los desposeídos y marginados de la sociedad, de demoler por completo el aparato institucional que hemos creado y el sistema de jerarquías sociales por la simple razón de que tienden a corromperse. Para mitigar estas distorsiones del sistema, deben funcionar los sistemas preventivos y de consecuencias.

Debemos celebrar la generación de riquezas, la innovación, el trabajo honesto en equipo y promover el desarrollo libre de las personas en un entorno de sana competencia económica.

El humanismo y la gestión de la riqueza que producimos no son, per se, incompatibles ni lo son las disparidades en el ingreso per cápita.

Pero debido a las iniquidades, el humanismo se compromete en apoyar la democracia y la igualdad de derechos para todos.

Por otro lado, si queremos un cambio real no podemos permitir que se sigan utilizando los recursos económicos para influenciar en la política de manera interesada por grupos políticos y económicos preponderantes, pues esto hace que se creen oligarquías sociales y se devalúe nuestra democracia y los derechos de las mayorías.