Cuando Leonel subió en 1996, algunos viejos dinosaurios del PLD se referían a él tuteándolo sin entender que su jerarquía como presidente supeditaba su antigua condición de compañero partidista. Similarmente, ahora, sabios resentidos que azuzan la oposición interna del PRM contra Luis Abinader, boicotean su autoridad incordiándole las bases desempleadas. A ese afán por administrar la cosa pública, el avisado estadista responde:
“Este gobierno tiene régimen de consecuencias; ya hay personas detenidas. Sea quien sea, en cualquier caso, quien robe un chele del gobierno va preso. Escuchen bien, va preso, preso”.
Pero las corrupciones no son sólo dinerarias. Por ejemplo, el gerente del Consejo de la Seguridad Social mantiene inoperante al organismo directivo del sistema, desde hace casi medio año, porque rechaza reconocer que su superior jerárquico, según la Ley 87-01, es el ministro de Trabajo.
No sólo robando se hace daño y, en este caso, un tema tan neurálgico como la seguridad social, la tozudez insubordinada de un gerente al parecer es más fuerte que la ley, el ministro y su presidente. ¡Sin consecuencias!