Nueva York.- Es dueño de cuatro joyerías físicas y una virtual, “Javier The Jeweler” La Marca, es el nombre de su negocio que hoy lo posiciona en ese mercado.
Como han hecho muchos dominicanos en momentos difíciles, Javier Veloz, hoy próspero joyero de Nueva York, salió en un vuelo sin pasaje de regreso por el miedo aterrador que sentía cuando cada día lo llamaban los bancos para hacerle cobros compulsivos.
Agarró su maleta y se montó en un avión y llegó en busca del llamado sueño americano y así poder pagar sus deudas y mantener su familia que estaba dejando atrás, (una esposa y dos hijas).
Muchos fueron los tropiezos con los que se encontró allá en la Gran Urbe y según relata en una historia humana las cosas siempre le dan más trabajo que a los demás.
“Salí corriendo de RD porque estaba arropado de deudas, si algunos bancos me veían en la calle eran capaz de ir corriendo a buscarme, yo era joyero en mi país, los dueños de joyería de Villa Consuelo eran mis empleados, soy creyente en Dios y estudioso de la Biblia, y por esta fe fue que en la pandemia empecé a mercadear por redes sociales y fue cuando se dio el boom de mi negocio», expresa el joven empresario.
Tiene 44 años, pero desde jovencito aprendió a “buscársela”, pues siendo el mayor de tres hermanos su responsabilidad era más alta.
Hoy, ya posicionado, con cuatro de los mejores negocios de joyería y metido en el medio junto a los dueños de los diamantes, como son los “judíos”, en la exclusiva zona de Diamond, el dominicano respira tranquilo y solo quiere ser ejemplo de superación y ayudar a construir un mundo mejor en donde la juventud sepa que se puede llegar a cumplir metas, sin hacer cosas malas que avergüencen la familia y sin ser pelotero o artista, que son las profesiones que más rápido dan dinero.
Trabajo
Limpió zapatos, fue albañil, trabajó en su propia joyería (tragada por las deudas) e hizo todo tipo de trabajo en su natal República Dominicana, hasta que las cosas se fueron complicando y no tuvo salida. Llegó a Nueva York y también realizó varios tipos de trabajo hasta que un día se instaló en la 55 de Daymond, lugar reservado solo para los judíos vender joyas y diamantes y él pudo entrar a ese cerrado circulo que se abrió para Dios mostrarle que se puede triunfar cuando hay coraje para hacerlo.
Javier, inquieto, amable y muy enérgico, relata que llegó a explorar a Nueva York con solo 34 años, en donde estaba ilegal con mil barreras en su contra, pero que siempre supo que tener un crédito limpio en una ciudad como esa era como que se le abriera la puerta al cielo.
“Llegue como todo emigrante, en mi caso lo hice derrotado porque lo traté en mi tierra, pero fue muy difícil, me fajé, hice mi zapata y con la mentalidad de que nada se consigue de un día para otro me fui abriendo camino. Aquí no hay forma de volarse los pasos, hay que vivir el proceso y saber que el sueño americano es un buen crédito para lograr una casa, dos vehículos y una pensión”, asegura Veloz quien le pide a la juventud que lo hagan bien sin desesperarse.
Hizo su proceso, se legalizó como residente de Estados Unidos, entró a trabajar en una joyería y empezó a desarrollar su habilidad como escultor de joyas, cosa que aprendió con un tío que era joyero de Larimar y que lo llevaba a trabajar con él.
Emprendedor
Descubrió ese mercado y le enseñó a los judíos que a la gente le gustan mandar hacer sus prendas, porque ellos son especialistas en diamantería y relojes y fue así como a Javier se le empezó abrir el mercado y hoy día tiene cuatro joyerías físicas y una virtual en Nueva York, es el principal suplidor de todas las Joyerías de Villa Consuelo en su país.
Pero antes se vio doblegado por la pobreza que amenazaba con consumirlo y fue su habilidad como emprendedor y ser humano que lo hicieron levantarse y constituirse hoy como un hombre respetado al que cualquier joyero vecino no duda en prestarle diez millones de dólares para su negocio.
Agarrando una funda de oro que trajo de su tercera sucursal, Javier se ríe de aquellas vicisitudes y recuerda su primer trabajo en una tienda donde el silencio era sepulcral porque había que concentrarse para detectar los diamantes.
«Dios no puedo quedarme aquí y le pedí a Dios que me diera una señal, ahí llega un cliente que era un joven que conocí y me dice toma esto 200 dólares y trabaja una medalla para mi esposa».
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Se trajo su familia, se casó y tiene dos niñas más. Tiene grandes propiedades en República Dominicana y va por la compra del edificio donde están sus tiendas que cuesta varios millones de dólares.
Javier Veloz ahora Javier The Jeweler, sigue creciendo como empresario y patrocinando proyectos de todo aquel dominicano que llega con una idea de emprender en dominicana.