Cuentan diez y nueve los años que llevan la poeta y gestora cultural Taty Hernández Durán, su fundadora, y un equipo de colaboradores de la Fundación Festivales de la Montaña vistiendo de poesía y de otras manifestaciones del arte de la palabra, las hermosas tierras altas y los singulares pinares y ríos de Jarabacoa, provincia La Vega, con la celebración del Festival de Poesía en la Montaña, en el Centro Salesiano de Pinar Quemado.
A sus convocatorias anuales han correspondido destacadas figuras de la literatura de nuestro país, de la diáspora dominicana en Estados Unidos y Europa, y escritores de renombre del Caribe de habla hispánica.
Es un festival que llegó exitosamente a su mayoría de edad, con notable dedicación y el esfuerzo de mujeres y hombres que apuestan al poder educativo, desarrollista, incluso, curativo y salvador del espíritu, de la palabra escrita, leída en público, declamada o cantada.
Bajo el apelativo lema de “La poesía cura” se dieron cita el pasado fin de semana, con protocolo de prevención pandémica, los protagonistas de un programa que contó con presentaciones de libros, talleres de creatividad y estímulo para la escritura, lecturas de poemas al amanecer, al atardecer y al anochecer en las voces de jóvenes y consagrados poetas, el Foro Cultural de Jarabacoa, declamaciones y un performance titulado “Poesía y tambores” que llevó a cabo el Taller Literario del Centro Universitario Regional del Atlántico (UASD), entre otras actividades.
Para solo mencionar algunos nombres tendríamos los de Mateo Morrison, Ramón Saba, Rosa Francia Esquea, Leibi Ng, Juan Freddy Armando, Luis Carvajal, , Bileysi Reyes, Pedro Antonio Valdez, Ibeth Guzmán, Yky Tejada, Tomás Abreu, Rosa María Rodríguez, Alexei Tellerías, Leo Peña, Racso Morejón, Danai Ramos y otros.
Una actividad muy singular la representó el reconocimiento especial, durante la tarde del sábado, al poeta, ensayista, novelista, educador e investigador literario Manuel Mora Serrano, Premio Nacional de Literatura 2021. Fue conmovedor ser testigos de la aclamación que por su trayectoria, sus aportes y por la conferencia que allí dictó acerca de la relevancia del decadentismo y el modernismo como precedentes de las vanguardias poéticas dominicanas del siglo XX, las nuevas generaciones de escritores tributaron merecidamente al connotado maestro y promotor literario.
Acto seguido tuvieron lugar los recitales “Clima de eternidad”, con la participación del propio Mora Serrano, Mateo Morrison y quien escribe, seguido de “Recital en tiempos pandémicos”, encarnado en las voces de Taty Hernández Durán, Marivell Contreras, Nan Chevalier, Willy Ramírez, Manuel LLibre Otero y Rannel Báez. Esa tarde culminó con la guitarra y la preciosa voz de la cantautora Susana Silfa, quien elevó al canto poemas de Marivell Contreras y otros autores.
Me uno al regocijo de la Fundación Festivales de la Montaña por la realización de esta décimo novena edición del Festival de Poesía de la Montaña y celebro el apoyo que durante muchos años han ofrecido los sacerdotes directivos del Centro Salesiano de Pinar Quemado, acogiendo en sus instalaciones a los invitados y las actividades de cada programa anual.
Solo quienes se involucran desinteresadamente, en cuerpo y alma, a la organización y gestión de actividades de esta naturaleza pueden conocer, y al mismo tiempo, superar los obstáculos y los desafíos que cada edición encierra.
Se trata de logros que trascienden el ámbito de lo personal, para convertirse en conquistas de la sociedad, la educación y la cultura.
De ahí que José Martí, apóstol de la independencia de Cuba, poniendo como paradigma la obra de Walt Whitman y sus aportes a la democracia de Norteamérica, llamara tontos a quienes ignoraban que la poesía sí contribuye al desarrollo socioeconómico, político y educativo de los pueblos.