La férrea disciplina, la entrega, respeto, amor a la patria, agregado todo esto a la indiscutible calidad de sus jugadores, fueron los factores claves en el triunfo que obtuvo la selección de Japón en el Clásico Mundial de Béisbol.
Los nipones salieron como enemigos de mucho peligro, pero pocos proyectaron que tendrían una actuación tan espectacular para llevarse el título invictos, como sucedió.
En el juego decisivo frente a Estados Unidos, equipo favorito para ganar la corona, los japoneses nunca se inmutaron, a pesar de los fuertes y frecuentes amagos durante todo el encuentro.
Hoy Japón celebran por todo lo alto esta corona, que tiene un sabor muy especial, porque doblegaron a la hora de la verdad a una selección que, al igual que República Dominicana, eran consideradas las máximas favoritas.
Debido a su excelente trabajo en sus dos vertientes, como jardinero y lanzador, Shohei Ohtani se consagró definitivamente como el héroe de sus compatriotas.
Con este tercer título en Clásico Mundiales, logrados en las versiones de 2006 y 2009, los nipones se convierten de ahora en adelante, como el principal equipo a tomar en cuenta.
Felicitaciones a todos los japoneses que viven este triunfo con una euforia increíble.