Santo Domingo.-Grande entre los grandes, el actor, dramaturgo, profesor y director de teatro Iván García Guerra tiene unas características que lo distinguen siempre: su fortaleza, fuerza escénica y su irrenunciable amor por su familia.

Ha sido grande en el arte y en la vida. Su lealtad con sus cercanos la ha puesto de manifiesto en múltiples ocasiones, y así lo describe cuando mira con sus enormes ojos azules para hablar de su vida y sus 60 años en el arte. “Nunca me he sentido héroe, hago las cosas porque así lo siento”, explica, y revela su mundo se ha puesto de cabeza al recibir el premio El Gran Soberano que otorga Acroarte.

Feliz por el premio

Desde choferes de carros públicos hasta un nieto suyo de siete años le han dicho que ese premio era algo que él se lo merecía.

“Felicidades abuelo, eres muy bueno, te felicito por tu premio”, fue la nota que al entregarle su nieto lo desarmó, a tal grado que el solo recuerdo le enrojece los ojos y lo hace tocarse para no dejar salir una lágrimas.

Ver la otra faceta de García Guerra deja a cualquiera atónito, no es tan feroz como lo pintan, es de los que les dan un beso en la boca a su esposa al verla y se eriza cuando habla de sus cuatro hijos y de sus ancestros.

Esa efervescencia que siempre ha proyectado en sus obras teatrales, algunas protestas en las que ha participado y la furia que como todo actor de tablas muestra Iván García, quedan arrinconadas cuando se le toca el tema familiar.

¿Cuál ha sido su mejor papel en la vida?

“¡Uff¡!, indudablemente la de padre”, confiesa Iván sin pestañear y es que su esposa Frances Brenes Guridi, madre de sus cuatros hijos, ha sido su cómplice y amiga por toda una vida.

Muestra de esto es que mientras daba esta entrevista una señora alta, de pelo corto y lentes oscuro, llegó por él tal cual habían acordado antes.

Nacido en San Pedro de Macorís el 26 de febrero de 1938, este actor, narrador, dramaturgo y periodista relata sus inicios en el arte y es ahí donde revela que primero su gran sueño era ser un santo, y más aún, él quería vivir para ser la viva imagen de Fran cisco de Asís.

Un santo y pintor

“De verdad, cuando joven le decía a mis padres que quería ser un santo, pero llegando a la Capital me inscribí en Bellas Artes a estudiar pintura, por ahí tengo algunos cuadros realizados por mí”, cuenta Iván.

Pero en un viaje que hizo a Estados Unidos lo llevaron a ver un concierto y todo cambió, porque desde ese momento dijo que iba a ser músico, se fue a una biblioteca y compro libros de armonía y composición, resultado de esa nueva aventura es un sinnúmero de composiciones que aún tiene guardadas en su casa.

No más a Duarte

Iván García tiene tatuado el sello del patricio Juan Pablo Duarte, es el quien más veces ha personificado al Padre de la Patria.

Pero sorprendentemente el actor cuenta porqué tomó la decisión de jamás volver a escenificar a Duarte.

“He decidido no volver hacer de Duarte en mi vida, y todo porque en mi última escenificación Duarte moría y mientras preparaba el persona me acosté en la cama y empecé a decirme, me estoy muriendo, me estoy muriendo y fue tan real que al terminar tuvieron que darme por la cara para poder regresar y tanto fue mi llanto que todos quedaron atónitos en el set, y fue cuando dije, aquí murió Duarte en mi vida: jamás lo llevó a mi piel.”