Italia y Francia tratan crisis de inmigrantes
Roma.-El presidente francés, François Hollande, se reunió ayer con el primer ministro de Italia, Matteo Renzi, y juntos abordaron temas como la crisis griega o la gestión de inmigrantes y, sobre este último, negaron cualquier tensión entre los dos Estados.
Su entrevista comenzó con un abrazo a la entrada del recinto que acoge la Exposición Universal de Milán (norte), que ayer celebró el día nacional de Francia.
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El encuentro estuvo marcado por una gran expectación, sobre todo en lo que respecta al tema de la inmigración, después de que las autoridades galas hayan prohibido el paso a los inmigrantes que desde Italia quieren llegar a Francia sin contar con permiso legal.
Esta medida a convertido al paso fronterizo italiano de Ventimiglia (noroeste) en un atolladero en el que cientos de inmigrantes, mayormente africanos, esperan a que París reabra las fronteras para continuar su periplo hacia el norte europeo.
La semana pasada Renzi aseguró que esta disposición es una actitud de “mostrar músculo”, pero hoy, sin embargo, aclaró que con Francia “no hay ninguna tensión”, quizá algún rifirrafe entre ministros, algo que consideró normal “en un noviazgo de larga duración”.
“Es necesaria una relación no muscular. El tema de los inmigrantes no se afronta diciendo que es problema de un solo país. Sobre esto opinamos lo mismo.
Este no es un problema italiano o francés, es un problema europeo”, manifestó Renzi. El primer ministro italiano defendió la necesidad de “un binomio conformado por la solidaridad y la responsabilidad” y llamó a evitar “histerias y egoísmos” porque -refirió- “la prioridad es hacer prevaler las razones que nos unen”, como la Unión Europea.
Hollande, a su vez, tomó la palabra para asegurar que las relaciones entre ambos países son “excelentes” pese a la situación generada en Ventimiglia.
Sobre Ventimiglia, defendió que Francia “solo ha aplicado las reglas que se deben aplicar” en el Viejo Continente y recordó que “no hay confines cerrados” sino controles que se aplican.
Reiteró su negativa al programa de repartición de cuotas de inmigrantes, que “no merece ser tomado en consideración”, pero reconoció al mismo tiempo que “ningún país puede cargar por sí solo con el peso de la inmigración”. “Se necesita la solidaridad y la responsabilidad de todos”, dijo.
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