Ascoli.-Un joven lloraba el sábado sobre el pequeño ataúd blanco de una niña, cerca de una mujer que acariciaba con suavidad otro ataúd blanco, antes de un funeral de Estado en Italia para algunas de las víctimas del devastador terremoto que golpeó el centro del país esta semana.
En una jornada de luto oficial con las banderas a media asta, los más afectados por la tragedia expresaban su dolor. Por todas partes se veía gente abrazada y llorando, en medio de los más de 30 ataúdes colocados en un gimnasio municipal de Ascoli Piceno, donde se celebraba el funeral de Estado con la presencia del presidente, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Matteo Renzi.
“Es una gran tragedia. No hay palabras para describirlo”, dijo Gina Razzetti, vecina de la localidad y que acudió al funeral con otros cientos de personas. “Cada uno de nosotros tiene su dolor dentro.
Pensamos en las familias que perdieron parientes, que perdieron sus casas, que lo perdieron todo”. Los dos niños a los que se lloraba eran una niña de 18 meses, Marisol, y otra de 9 años, Giulia, cuya hermana fue sacada con vida de entre los escombros tras pasar horas sepultada.
La niña sobreviviente, Giorgia, cumplía cuatro años el sábado. Muchos niños y ancianos murieron en el terremoto. Algunos de los vecinos mayores tenían a sus nietos de visita en los últimos días de verano.
El terremoto de magnitud 6,2 se produjo el miércoles a las 3:36 de la madrugada y se sintió en una amplia zona del centro de Italia.
Al menos 290 personas murieron, pero la cifra podría aumentar mientras continúan las labores de rescate. Varias personas siguen desaparecidas.
“La melancolía se le agarra a uno al corazón, se siente debilidad, depresión”, dijo Fiore Ciotto, vecina de Ascoli Piceno a su llegada al funeral.
“Un suceso como éste debilita en lo físico y en lo mental”. Los funerales de algunas víctimas se celebraron el viernes y se espera que haya muchos otros en los próximos días.
Antes del funeral, el presidente visitó Amatrice, donde murieron 230 personas. Once personas murieron en la cercana Accumoli y 49 en Arquata del Tronto, unos 16 kilómetros (10 millas) al norte de Amatrice.
Mattarella llegó en helicóptero hasta el borde de Amatrice y el alcalde, Sergio Pirozzi, le mostró la dimensión de los daños en la pintoresca ciudad medieval de piedra.
El presidente también se reunió con rescatistas y les agradeció su labor. Los equipos de rescate trabajan desde el sábado para salvar a gente atrapada entre los escombros y recuperar los cuerpos de los muertos.
Debido a lo extendido de los daños, el presidente sólo pudo observar la localidad desde las afueras porque resulta demasiado peligroso entrar en el centro acordonado de la ciudad.
Durante la noche, una serie de réplicas volvió a sobresaltar a los vecinos de la región. El temblor más fuerte de la noche, a las 4:50 de la madrugada, alcanzó una magnitud de 4,2, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, mientras que el Instituto Italiano de Geofísica lo estimó en 4.
Imágenes por satélite indicaban que la tierra bajo Accumoli se hundió 20 centímetros (8 pulgadas) debido al sismo, según el Instituto italiano y otras instituciones.
Muchas de las personas a las que el terremoto dejó sin hogar han pasado la noche en campamentos de carpas donde equipos de voluntarios se han encargado de que tengan productos básicos.