
Ascoli.-Un joven lloraba el sábado sobre el pequeño ataúd blanco de una niña, cerca de una mujer que acariciaba con suavidad otro ataúd blanco, antes de un funeral de Estado en Italia para algunas de las víctimas del devastador terremoto que golpeó el centro del país esta semana.
En una jornada de luto oficial con las banderas a media asta, los más afectados por la tragedia expresaban su dolor. Por todas partes se veía gente abrazada y llorando, en medio de los más de 30 ataúdes colocados en un gimnasio municipal de Ascoli Piceno, donde se celebraba el funeral de Estado con la presencia del presidente, Sergio Mattarella, y el primer ministro, Matteo Renzi.
“Es una gran tragedia. No hay palabras para describirlo”, dijo Gina Razzetti, vecina de la localidad y que acudió al funeral con otros cientos de personas. “Cada uno de nosotros tiene su dolor dentro.
Pensamos en las familias que perdieron parientes, que perdieron sus casas, que lo perdieron todo”. Los dos niños a los que se lloraba eran una niña de 18 meses, Marisol, y otra de 9 años, Giulia, cuya hermana fue sacada con vida de entre los escombros tras pasar horas sepultada.
La niña sobreviviente, Giorgia, cumplía cuatro años el sábado. Muchos niños y ancianos murieron en el terremoto. Algunos de los vecinos mayores tenían a sus nietos de visita en los últimos días de verano.
