Israel llevó a cabo este viernes un ataque aéreo en la capital de Líbano, Beirut, después de que Hezbolá lanzara un centenar de cohetes hacia territorio israelí.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) definieron el ataque como «selectivo», sin brindar más detalles.
Los reportes iniciales muestran que la ofensiva dejó edificios y automóviles parcialmente destruidos en Dahieh, un suburbio densamente poblado en el sur de Beirut y conocido por ser un bastión de Hezbolá.
El ataque dejó al menos ocho personas muertas y otras 59 heridas, según un reporte inicial del Ministerio de Salud libanés.
La ofensiva fue lanzada poco después de que se confirmara que Hezbolá había disparado alrededor de 140 cohetes hacia el norte de Israel.
Según las FDI, las defensas aéreas interceptaron «algunos» de los cohetes que fueron disparados contra las zonas ocupadas de los Altos del Golán, Safed y la Alta Galilea.
En las últimas 24 horas el fuego cruzado ha incluido bombardeos aéreos y cohetes lanzados desde ambos lados de la frontera.
Durante la noche de este jueves, Israel llevó a cabo una serie de ataques aéreos en el sur de Líbano en los que asegura haber impactado más de 100 lanzacohetes de Hezbolá y otros «sitios terroristas», incluido un depósito de armas.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sostuvieron que los lanzacohetes estaban listos y en posición de disparo hacia Israel.
Según informó la Agencia Nacional de Noticias libanesa, Israel llevó a cabo al menos 52 ataques en el sur del país el jueves por la noche, mientras que Hezbolá atacó instalaciones militares en el norte de Israel.
Los ataques aéreos israelíes, que duraron más de dos horas, fueron unos de los más intensos del reciente conflicto.
Horas previas al ataque, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, aseguró que las explosiones mortales de dispositivos que ocurrieron a principios de semana «cruzaron todas las líneas rojas«, y acusó a Israel de lo que, en su opinión, representaba una declaración de guerra.
Israel no ha confirmado su participación en los atentados del martes y el miércoles -en los que explotaron simultáneamente beepers y walkie-talkies en todo el país-, y en los que, según las autoridades libanesas, murieron 37 personas y más de 3.000 resultaron heridas.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, afirmó que Israel está emprendiendo una «nueva fase de la guerra«, concentrando más sus esfuerzos en el norte del país y su frontera con Líbano.
Muertos y desplazados en la frontera
Las FDI también instaron a los residentes del norte de Israel próximos a la frontera libanesa a evitar grandes concentraciones, custodiar sus barrios y permanecer cerca de los refugios antibombas.
El jueves por la mañana, combatientes de Hezbolá en el sur de Líbano dispararon dos misiles antitanque a través de la frontera, seguidos de drones.
Según las FDI, en el ataque murieron dos soldados israelíes y un tercero resultó gravemente herido.
Los combates transfronterizos se intensificaron el 8 de octubre de 2023 -el día después del ataque sin precedentes contra Israel perpetrado por Hamás desde Gaza.
Desde entonces, cientos de personas, en su mayoría combatientes de Hezbolá, han muerto en los combates transfronterizos, y decenas de miles han sido desplazadas a ambos lados de la frontera.
Hezbolá ha afirmado que actúa en apoyo del grupo armado palestino Hamás. Ambos están respaldados por Irán y proscritos como organizaciones terroristas por Israel, Reino Unido y otros países.
«Crimen de guerra»
En su discurso televisado del jueves, Hassan Nasrallah se refirió a los ataques del martes y el miércoles: «El enemigo cruzó todas las reglas, leyes y líneas rojas. No le importó nada en absoluto, ni moralmente, ni humanamente, ni legalmente».
«Esto es una masacre, una gran agresión contra Líbano, su pueblo, su resistencia, su soberanía y su seguridad. Se le puede llamar crimen de guerra o declaración de guerra. Cualquiera que sea el nombre que se le dé, es merecido y se ajusta a la descripción. Esta era la intención del enemigo», añadió.
Mientras Nasrallah hablaba, aviones de guerra israelíes provocaron estruendos sobre Beirut, que atemorizaron a una población ya exhausta, y otros afectaron objetivos en el sur de Líbano.
El líder de Hezbolá reconoció que se trataba de un golpe masivo y sin precedentes para su grupo, pero insistió en que su capacidad de mando y comunicación permanecía intacta.
El tono de Nasrallah fue desafiante y prometió un duro castigo. Pero, una vez más, indicó que Hezbolá no estaba interesado en una escalada de su actual conflicto con Israel.
Dijo que los ataques transfronterizos del grupo iban a continuar a menos que se produjera un alto el fuego en Gaza, y que ninguna matanza o asesinato devolvería a los residentes del norte de Israel a sus hogares.
«Oportunidades y riesgos» para Israel
Las FDI afirmaron el jueves que su jefe de Estado Mayor, el teniente general Herzi Halevi, había «completado recientemente la aprobación de los planes para la zona norte».
Gallant declaró más tarde que «en la nueva fase de la guerra hay importantes oportunidades, pero también importantes riesgos».
«Hezbolá se siente perseguida y la secuencia de acciones militares continuará», añadió.
«Nuestro objetivo es garantizar el regreso seguro de las comunidades del norte de Israel a sus hogares. A medida que pase el tiempo, Hezbolá pagará un precio cada vez mayor«.
No está claro cómo pretende Israel lograr este objetivo. Pero los informes de principios de esta semana sugerían que el general al mando del Comando Norte de las IDF estaba a favor de la creación de una zona de seguridad controlada por Israel dentro del sur de Líbano.
El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, pidió moderación a todas las partes.
«No queremos que ninguna de las partes lleve a cabo acciones que dificulten el objetivo de lograr un alto el fuego en Gaza», declaró al reunirse con los ministros de Asuntos Exteriores europeos en París para debatir la creciente crisis.
El ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, también presente en las conversaciones de París, pidió un alto el fuego inmediato entre Israel y Hezbolá.
«Todos tenemos muy claro que queremos una solución política negociada para que los israelíes puedan regresar a sus hogares en el norte de Israel y los libaneses a los suyos», declaró.