El pasado jueves, de camino al trabajo, escuchaba un programa de radio cuando los presentadores, indignados, informaron sobre la trágica muerte de Ismael Ureña Pérez, un “prospecto de béisbol” de apenas 14 años.
Ismael, murió tras recibir, supuestamente, una inyección de esteroides veterinarios. Como madre sentí una tristeza profunda, difícil de describir.
Aunque no soy experta en béisbol ni en medicina, hay varios puntos que considero importantes destacar.
Primero, aclaremos algo fundamental: Ismael Ureña Pérez no era un “prospecto”. Era un niño de 14 años, un menor que alguien decidió “medicar” con una sustancia peligrosa.
Le colocaron Bodedone, conocido en la subcultura beisbolera como «caballín», un esteroide destinado a caballos, sí leyó bien, a caballos.
Hablé con un amigo exjugador de béisbol sobre el tema, y me explicó: “El ‘caballín’ acelera el metabolismo y el corazón; se usa para fortalecer los tendones y mejorar la velocidad de lanzamiento”.
Me quedé perpleja. Este esteroide, al parecer, es de uso común en ese mundo, y mi amigo añadió: “Si te lo ponen y prácticas varios días, puedes subir hasta 10 millas en velocidad, pero no todos lo soportan. El corazón se acelera, se agranda, y… arrivederci”.
Desgraciadamente, eso fue lo que ocurrió.
Ismael sufrió terribles consecuencias. Su madre, Iris Pérez, relató que su hijo regresó a casa desde la pensión en San Luis, Santo Domingo Este, donde estaba concentrado, y le dijo: “Mami, me están maltratando”.
Poco después, comenzó a orinar con sangre. Lo llevaron a un centro médico, donde los doctores confirmaron que le habían aplicado sustancias para caballos con el objetivo de mejorar su rendimiento. Días después, Ismael falleció.
Ismael, como cientos de niños dominicanos, soñaba con llegar a las Grandes Ligas. Pero ese sueño le fue arrebatado de manera cruel.
Ahora hablamos de su caso porque murió, pero ¿cuántos otros niños quedan con secuelas por estas prácticas?
El Comisionado Nacional de Béisbol, Junior Noboa, y la magistrada Olga Diná Llaverías, directora de la Dirección Nacional de Niños, Niñas, Adolescentes y Familia (Dinnaf), han anunciado una investigación sobre la muerte de Ismael.
Es un secreto a voces que, en este país, cualquiera que sepa algo de béisbol y tenga acceso a equipo deportivo monta una “liga”. Solo necesita un uniforme y un grupo de niños.
Después del famoso “Julio 2”, todos buscan prospectos de 14 años, sin importar el método.
Esperemos que esta investigación llegue hasta las últimas consecuencias y que se haga justicia para Ismael.
Porque, desde lo más profundo de mi corazón les digo, no podemos permitir “ni un Ismael más”.