Santo Domingo.-Premio Nacional de Literatura de su país, Chile, en 2010, la tirada total de sus libros alcanza 65 millones de ejemplares y sus obras han sido traducidas a 35 idiomas.
Isabel Allende es considerada la escritora viva de lengua española más leída del mundo, 14 doctorados internacionales, más de 50 premios en 16 países, 2 producciones cinematográficas en Hollywood, son sólo algunos de los logros que ha tenido esta escritora en el transcurso de su vida, quien nos concedió una entrevista para EL DÍA, la cual compartimos con nuestros lectores.
Dago Sánchez: ¿Qué cosa no han dicho los libros sobre Isabel Allende o qué cosa no ha dicho Isabel Allende en sus libros?
Isabel Allende: No tengo secretos, una vez mi madre, que es muy sabia, me dijo: “¡Por Dios, tú cuentas todo! Te pones muy vulnerable para que todo el mundo conozca tu vida”, y mi respuesta fue en ese momento, lo que te hace vulnerable no son las verdades que cuentas, sino los secretos que guardas y tengo muy poco secretos, es más, yo creo que no tengo secretos que pueda yo recordar.
DS : ¿Pero por qué sus personajes no se casan y tienen hijos o por qué no terminan las historias con un final normal?
IA : (Risas) ¿Con un final feliz? Bueno, primero que nada yo creo que la vida no tiene finales felices.
La vida es un camino que uno hace paso a paso, día a día, lágrima a lágrima, no tiene un final, uno llega se casa y luego sigue la vida, pero qué pasa después, ¿se casaron y fueron felices para siempre?
Yo no creo en eso, creo que seguimos caminando y siempre hay cambios, cosas nuevas que se presentan. Mis libros tienen unos finales abiertos o finales en los cuales hay posibilidades de pensar lo que sería el futuro, pero nada es cierto, no hay final, salvo la muerte.
DS : Todos sabemos que ‘La casa de los espíritus’ nació de una carta a su abuelo, ¿qué quería decirle a él?
IA: Yo estaba viviendo en exilio en Venezuela, no podía regresar a mi país y yo me había criado en la casa de mi abuelo.
Mi abuelo era un gran contador de anécdotas, de historias, y yo pasaba todos los días a verlo, tomábamos té juntos y después yo me iba a la casa, y en esas millones de horas de té con mi abuelo me contó su vida y la de la familia, historias de Chile, cuentos folclóricos, miles de cosas y cuando él se estaba muriendo en Chile, en enero de 1981, yo empecé a escribirle una carta para decirle que se podía ir en paz, porque yo recordaba todo lo que me había contado y, para probarlo, empecé contándole la primera anécdota que yo escuché cuando chica sobre la familia, la de la tía abuela Rosa, quien era la hermana mayor de mi abuela y fue la primera novia de mi abuelo.
Esa tía Rosa, que supuestamente era muy bella, murió envenenada en circunstancias muy misteriosas que nunca se supieron, y mi abuelo, 8 años más tarde, se casó con la hermana menor de la misma familia, quien es mi abuela, y el retrato de Rosa siempre estuvo sobre el piano, ese retrato era un retrato de esos antiguos, color sepia, y mi abuelo decía que Rosa era bella como una sirena, y yo tenía un libro de cuentos en que las sirenas de Hans Christian Andersen tenían el pelo verde.
Entonces, cuando escribí el libro “La casa de los espíritus”, le puse a Rosa el pelo verde de una sirena.
La gente siempre me dice que es un realismo mágico, pero no, simplemente era la tía Rosa con su pelo verde (risas).
DS: El amor en sus libros puede liberarnos como en “La isla bajo el mar”, puede atarnos como en “De amor y de sombra”, pero, ¿qué es exactamente el amor para usted?
IA: (Suspira) Es una pregunta muy difícil, porque el amor abarca tantas facetas distintas.
El amor más poderoso, más fuerte que he tenido es sin dudas el amor por mis hijos, por mi madre, que es el amor más antiguo. Mi madre empezó a conversar conmigo y a quererme antes que yo naciera.
Hemos tenido esta conversación permanente a través de cartas que nos escribimos todos los días por más de 70 años, y el amor de pareja, ese amor romántico, sexual, que para mí es muy importante, afortunadamente no me ha faltado en la vida. Me enamoré la primera vez cuando tenía 16 años, de quien fue después mi marido, cuando me separé de él, después de 25 años juntos, encontré a Willie tres meses más tarde.
Entonces, el amor de pareja es muy importante para mí y creo que hay ciertos elementos que son importantes, talvez no para todo el mundo, depende del contrato que uno tenga con esa persona, pero en el contrato de amor que yo hago normalmente hay fidelidad, confianza, respeto, humor; muy importante el humor, sexo, que me parece también muy importante a cualquier edad, porque es la forma más completa de intimidad que uno puede tener con otra persona y solo la tienes con tu pareja, de manera que eso pasa a ser un elemento esencial de la pareja.
DS – ¿Quién es Dios o Jesús para usted?
IA – Bueno, Jesús es otra cosa, Dios podría ser una inteligencia superior que domina el universo, pero no estoy segura de eso, no sé si existe, y de Jesús sabemos históricamente que sí existió.
De lo que él predicó, si lo hubiéramos respetado seguramente viviríamos en el mundo mucho mejor, pero todas las religiones terminan por ser organizaciones de poder y de control.
Lo que originariamente dijo el profeta o quien las inspiró no tiene mucho que ver, lo que importa es el poder y el control que ejerce la iglesia o la institución que lo representa. Entonces, Jesús es un personaje maravilloso, pero lo que hizo la iglesia con lo que él predicó ha sido terrible.
DS : Cuéntenos de su nuevo libro ‘El amante japonés’, al que muchos le llaman maduro y sublime, ¿qué ha vivido que hoy nos cuenta con esta historia?
IA: Una frase, la inspiración de ese libro fue una frase, me la dijo una amiga cuando íbamos caminando en New York, en las calles, ella me hablaba de su madre, quien tiene 80 años y vive en una casa para ancianos, y me decía que esta señora durante 40 años tuvo un jardinero japonés que fue su mejor amigo y le dije, bueno, eran amantes, y ella me dijo, no, ¿cómo se te ocurre? Uno siempre cree que nuestros padres no pueden tener amantes, y me quedé pensando en esa historia de esa mujer vieja que recuerda a este amigo de toda la vida, que era un jardinero japonés, se quedó la semillita plantada.
Después, cuando quise ponerme a escribir, quería escribir sobre temas que en estos momentos son muy contingentes en mi vida, el tema de la vejez, de la muerte, de las pérdidas que uno tiene, de la memoria y del amor.
DS: En ocasiones ha dicho que la mayoría de sus historias y personajes simplemente llegan a su cabeza por inspiración o por relatos de otros, ¿cuál de ella le hubiese gustado vivir y por qué?
IA: Ningunas, porque no me gustaría ir al pasado ni un día, me gustaría vivir el futuro y además he vivido ya esas vidas cuando las he escrito, tengo que ser cada personaje, tengo que meterme en la piel de cada uno, ya sé sus vidas, ya las viví, no necesito vivirlas de nuevo (risas).
DS- ¿Qué significa el término “la paz mundial”?
IA: Es una aspiración utópica que todos tenemos, y digo utópica porque talvez la condición humana, la agresividad, la violencia es parte de lo que somos.
Ahora, yo creo que en la medida en que se incorpore la mujer y los valores femeninos en el manejo del mundo vamos a tener más paz, pero una paz completa no se hace posible, ojalá, ojalá se pudiera, pero mientras no exista una valorización de lo femenino y sigamos viviendo en el patriarcado, las cosas se van a resolver a golpes, las mujeres son mucho más conciliatorias.
DS: ¿Conoce usted la República Dominicana?
IA: ¡Por supuesto¡ He estado un par de veces y me encanta, pero he ido en condición de turista privilegiada, no he estado viviendo, no conozco los problemas verdaderos del país. Pero quiero a través de esta entrevista tan bonita darles las gracias a todos los dominicanos por ser tan leales a mis libros y por brindarme tanto apoyo incondicional.
Vea la entrevista completa en nuestro portal:
www.eldia.com.do