Fue excelente y pésimo. Me explico: en Santiago el presidente Abinader dijo que procura que el cambio, su leit motif político, sea “irreversible”.
A mitad de camino, sigue explicando qué se propone, qué construirá y cómo ahorra porque los danilistas sobrevalúan todo.
Muy bien, pero urge mostrar sus propias realizaciones aparte de estabilidad, apreciación del peso (que dificulta exportaciones), reservas monetarias inmensas y las reformas en curso, tal la Policía. Mejor decir “hice esto” que seguir prometiendo “voy a hacer”. Irreversible sería vender o regalar las EDEs, que sólo en subsidios adicionales este año han consumido US$700 millones.
O que la enorme inversión en educación pueda medirse en niños mejor instruidos. Luis puede enorgullecerse de grandes éxitos como recuperar el turismo, combatir el narco, procesar a imputados de corrupción, estimular la industria, agropecuaria y zonas francas, la eficiencia en aduanas, las vacunaciones; puede que basten para su reelección, muy merecida.
Ojalá su próximo discurso sea para consolidar su liderazgo y no seguir dibujando ilusiones, porque a quienes debe convencer no es a sus perremeístas.