Teherán.- El Gobierno iraní condenó como “un ejemplo de injerencia en los asuntos internos de Irán” las críticas realizadas por Estados Unidos a las elecciones presidenciales del país persa, en las que resultó ganador el ultraconservador Ebrahim Raisí.
“Hemos escuchado tales comentarios durante años. Estos comentarios son un ejemplo de injerencia en los asuntos internos de Irán. Los condenamos”, dijo en rueda de prensa el portavoz gubernamental, Alí Rabií.
El portavoz aseguró que los comicios iraníes fueron una “llamativa demostración de democracia” y que Washington no está en condiciones de comentar sobre el proceso electoral iraní.
“En Estados Unidos, hoy todo el mundo es consciente de lo defectuosa y corrupta que es su llamada democracia”, agregó. Así respondió Rabií a las declaraciones de la víspera del portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, quien calificó el proceso electoral iraní de “prefabricado” y señaló que este “no fue libre ni justo».
“A los iraníes se les negó el derecho a elegir a sus propios líderes”, afirmó Price, quien indicó asimismo que el presidente electo iraní “será responsable de las graves violaciones de los derechos humanos durante su mandato en el futuro».
Raisí, que actualmente es jefe del Poder Judicial y tomará posesión del cargo de presidente el próximo agosto, está bajo sanciones de EE.UU. desde 2019.
Ayer, en su primer rueda de prensa como presidente electo, aseguró que su gobierno apoyará “cualquier negociación que garantice los intereses nacionales”, en alusión a las conversaciones nucleares en curso, y exigió a EE.UU. “levantar todas las sanciones opresivas contra el pueblo iraní».
Preguntado por la opción de mantener un encuentro directo con el presidente estadounidense, Joe Biden, si elimina las sanciones y regresa al acuerdo nuclear de 2015, Raisí respondió con un rotundo “no».
La Casa Blanca, por su parte, recordó que Washington y Teherán no mantienen relaciones diplomáticas y que no hay “ningún plan” de organizar una reunión a nivel de líderes.
Raisí ganó con un 61,9 % de los votos las presidenciales del pasado viernes al no contar con rivales de altura y la participación en los comicios fue excepcionalmente baja, del 48,8 %.