Después de la recordación del profesor norteamericano, el antropólogo forense doctor Clyde Snow (Texas), el tema de las investigaciones de desaparecidos, a través de las exhumaciones e identificaciones de restos óseos se hizo más comprensible, pues, en la experiencia argentina, donde se presentó la oportunidad, el 10 de diciembre de 1983, en las primeras 48 horas que asumió el presidente Raúl Alfonsín, se decretó la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición Forzosa de Personas (Conadep).
Con objetivos muy claros como investigar lo ocurrido durante la dictadura del régimen militar de 1976-1983, con casos documentados (unos 9,000), se produjo el primer informe de unas 40,000 páginas (el documento se denominó “Nunca Más”).
En República Dominicana debemos avanzar hasta la práctica de los argentinos, que dispusieron que la investigación de los desaparecidos de la dictadura fuera posible, y permitieron el uso de técnicas antropológicas y genéticas. Nosotros debemos dejar de vivir esta contracultura de los desaparecidos.
Valoramos la celebración del Día de los Desaparecidos celebrarlo con una caminata, por parte del Museo Memorial de la Resistencia, para recordar a las víctimas desaparecidas de manera forzosa en la dictadura de Trujillo. ¿Acaso no es mejor que República Dominicana, ratifique las convenciones internacionales en materia de desapariciones forzadas? Eso no ha ocurrido, aun.
Pero por otro lado, el nuevo Código Penal dominicano (Ley 550-14, G. O. 10788, de 26-10-2014), incluye la tipificación del crimen de desaparición forzada (art. 90).
Para contribuir a la investigación de las desapariciones es necesario hacer un viraje. Es necesario abrirle camino a la investigación de la antropología y la genética forenses, a través de excavaciones selectivas y de sus bancos de genes, y el uso de la estadística en la investigación de derechos humanos.
La recolección de datos de los desaparecidos, así como la interpretación de los mismos contribuye grandemente a la averiguación de la identidad.
En ese sentido, los datos estadísticos recopilados adecuadamente se convierten en pruebas irrebatibles ante los tribunales; y en cuanto a lo genético, todos los familiares de los desaparecidos pueden dar sus muestras de sangre para que se determine su constitución genética. Igual funciona para los secuestros, los muertos en custodia y los cuerpos encontrados sin identificar.
¿Cómo se investiga la desaparición forzosa? El objetivo es lograr un informe científico, de al menos un caso individual. Para que eso ocurra, la investigación se lleva a cabo en etapas, pero es necesario crear una Comisión Gestora que reúna a los más notables de la sociedad para hacer una ruta de las estructuras y herramientas que se necesitan para revertir el miedo al silencio que se produce en las familias víctimas de desaparecidos.
El secuestro, las tortura, la ejecución extrajudicial a manos de los cuerpos castrenses, la destrucción de archivo, la intromisión en las normas medicolegales, la práctica de los cementerios, anteceden a la desaparición forzosa. Por eso es necesario la información pre-morten del desaparecido.
Para que pueda ser encontrado y los familiares exhalen un sentimiento de conclusión, pues hasta que este no aparece, los ilusiona la idea de que está vivo.