Investigación científica del incendio

Investigación científica del incendio

Investigación científica del incendio

Wilfredo Mora

La identificación médico-forense contiene dos momentos claves: el hallazgo del cadáver en el lugar del suceso, en la que intervienen policías, fiscales y los peritos forenses; y la localización y entrega de los cuerpos a los médicos forenses, por aparte de los bomberos, los agentes del Defensa Civil, en circunstancias particulares, en la que el forense no puede entrar en acción, ni marcar con un croquis, mucho menos arriesgar su vida, como son los casos de incendio y en los desastres de gran violencia (v.g., terremoto de Turquía).

Por siempre la investigación forense ha recorrido un largo camino, que ha sido la de investigar la realidad y descubrir la verdad. Esa mentalidad se ajusta muy bien a investigación científica del incendio, que es definida como una catástrofe, por el número de muertos y de heridos.

Esto quiere decir que, se puede investigar un hecho por las observaciones y exploraciones con los hallazgos autópsicos; por los datos vinculado a la investigación de laboratorio; o, simplemente, configurar la mentalidad etiológica, en la que la causa que impacta a un cuerpo es el resultado de la acción de un agente externo (explosión).

El incendio tiene lugar por las causas del accidente, aunque pueden ser también para disimular la comisión un crimen, como la muerte de una persona, o la cobranza de una póliza, frente a quiebra de negocios, entre otras razones.

En vista de eso, las ciencias forenses deben estar preparada para agotar todas las posibilidades de investigación científica, porque el mecanismo desencadenante de la muerte por causa de incendio es invariable; porque las causas del incendio, se determinan, gracias al cadáver, que surgen muchas huellas de lo sucedido; a los elementos y métodos fundamentales de propagación.

En la investigación del incendio por explosión en una panadería del centro de la ciudad, zona conocida como “Mercado Viejo”, en fecha de 15 de agosto, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) debió sacar a la luz su equipo de expertos en investigación de incendio, ya que el Cuerpo de Bomberos y la Defensa Civil, a través del COE, sí lo hizo.

¿Por qué? Porque habrá una investigación judicial, y el Ministerio Público se encargará de aclarar todas las preguntas de un caso semejante, y el organismo pericial, a través de sus peritos aportará la mayor y más importante parte de la información.

Una vez más, un triste papel del Inacif en casos de violencia extrema, que consterna a la ciudadanía. No se da cuenta que desde allí se debe concentrar los conocimientos necesarios para realizar y gestionar investigaciones complejas de incendios; que es una acción responsable el “informar” a la ciudadanía de cómo va a ser realizado el manejo de los cadáveres (protocolo), su entrega a los familiares; es decir, la gente merece tener las garantías, para que prevalezca la investigación judicial, y para salvaguardar la solidaridad con los familiares de las víctimas.

Pero lo más importante de todo este “teatro de operaciones” es el informe forense. Ese informe por sí mismo es un medio clave de investigación, ya que contiene la data de la información recopilada, la inspección oculta externa e interna del suceso. Pero es una opinión experta que sólo puede ofrecer el Inacif.

Si esto no ocurre, entonces el país tiene un segundo problema mayor: no estamos preparados para investigar los incendios que conllevan una gran violencia. Eso supone graves consecuencias; una de ella es la de dar asidero a erróneas condenas; y detectar la existencia de malos peritazgos de parte de una institución.

 



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