Lily Montaño.
El título de esta columna podría parecer mercantilista cuando nos referimos a las relaciones humanas. Pero al igual que en el mercado de valores, financiero, las relaciones tienen una contraparte de inversión y no es precisamente en el ámbito mercurial.
Las inversiones en relaciones se tratan de tiempo, afecto sincero, atención y cuidado. No es que se espere eso como una especie de expectativa o de intercambio, de interés, sino que como vínculo sano y de compromiso, debería darse de manera natural.
En todo tipo de relaciones, ya sea de amor, familia o amistades, muchas veces no se ven estos aspectos. Quizás llegue la pregunta ¿Por qué sigo ahí? Las costumbres y apegos insanos refuerzan mucho. Y es que a veces estamos tan enfermas de ver por qué el otro no nos acepta que permanecemos inertes en estos vínculos tóxicos que drenan nuestra energía.
El ego nos lleva a pensar que podemos cambiar al otro o que dando de más esto surtiría efecto espontáneamente. Si ya hemos dado nuestro 100% es bueno sentirnos bien y darnos cuenta que no hay nada mal con nosotros, simplemente no estamos en la misma sintonía y no es una relación nutritiva.
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