SANTO DOMINGO.-Se cumplieron ayer doscientos años del inicio de la ocupación haitiana que se extendió en la parte dominicana por 22 años.
El evento, que marcó un antes y un después en las relaciones dominico-haitianas que nunca sería olvidado y que por el contrario, fue caldo de cultivo que acrecentó las diferencias culturales, políticas y religiosas entre los habitantes de ambos lados de la isla. Sucedió el 9 de febrero de 1822.
Antecedentes
El historiador Frank Moya Pons cita en el volumen tres de Historia General del Pueblo Dominicano, que previo a la invasión el presidente haitiano Jean-Pierre Boyer desarrolló una campaña promocional entre sectores molestos con el Gobierno español como forma de asegurarse tener controladas las entradas a la isla ante una eventual invasión francesa.
“Apoyaba esa idea con la creencia de que sería más fácil defenderse de un ataque francés si todo el territorio de la isla estaba unido bajo un solo gobierno y si las tropas haitianas controlaban los puertos en donde podían desembarcar los franceses”, escribe Pons.
Comenta que a partir de 1820 Boyer empezó a enviar a sus embajadores para tratar de convencer a los criollos que vendían ganado en Haití de que una eventual alianza les beneficiaría. Al parecer la estrategia dio resultados pues el 8 de noviembre de 1821 fue declarada una independencia en Dajabón y le siguieron otras en Montecristi, Beler y pueblos aledaños.
“Al recibir noticias de lo ocurrido en Dajabón, el jefe de los independentistas en Santo Domingo, José Núñez de Cáceres, intento controlar los acontecimientos y con su pequeño partido de criollos capitaleños apresó al gobernador español y proclamó también la independencia el 1 de diciembre de 1821.
La invasión
Esa coyuntura fue utilizada por Boyer para invadir la parte dominicana de la isla ofreciendo apoyo al partido pro-haitiano que operaba mayormente desde Azua hasta Hincha en la frontera sur y desde Santiago hasta Dajabón en la frontera norte.
Ambas regiones sostenían un activo comercio de ganado con la parte occidental.
Tras obtener la autorización del Senado haitiano, Boyer marchó con más de 12,000 soldados hacia la parte oriental, llegando a Santo Domingo el 9 de febrero de manera pacífica pues Núñez de Cáceres cedió ante el poderío militar haitiano. La medida inicial fue la abolición de la esclavitud, convirtiendo a los antiguos esclavos en militares o campesinos.
Efectos adversos
En octubre de 1822 —dice Moya Pons— una comisión determinó que el Estado podía reclamar como suyas las propiedades que habían pertenecido al extinguido gobierno español, las tierras y edificios de los antiguos conventos y órdenes religiosas que habían abandonado la isla después de 1795, los bienes de franceses secuestrados a partir de 1809, los bienes de las personas que colaboraron con la recién fracasada invasión francesa y los bienes de la iglesia particularmente las hipotecas, de cuyas rentas se mantenía el arzobispo y demás miembros del clero.
La confiscación de propiedades encendió la mecha de la oposición contra el gobierno haitiano, las que fueron repelidas con el uso de la fuerza, creando pánico en la parte dominicana.
Otras de las decisiones de Boyer fue imponer una cuota a los habitantes de la parte oriental de la isla para pagar la enorme deuda que mantenían con Francia de 150 millones de francos.
La parte dominicana tenía que pagar inicialmente 458,601 gourdes, luego la suma fue reducida. Se llegaron a cerrar puertos para obligar a los comerciantes criollos a comerciar por la parte occidental, se prohibió que hijos de campesinos pudieran estudiar, se cerró la Universidad de Santo Domingo, se prohibieron las peleas de gallos y se obligaba a los notarios a redactar en francés los actos jurídicos.
El corte
El régimen de Boyer cayó en desgracia en ambos lados de la isla, lo que fue aprovechado por los independentistas dominicanos encabezados por Juan Pablo Duarte para concretar la gesta patriótica el 27 de febrero de 1844.
Actualidad compleja
Son muchos los eventos que han transcurrido en los últimos 200 años que han modelado las relaciones domínico-haitianas hasta la actualidad.
El sociólogo Juan Miguel Pérez dijo que desde el inicio las dos partes de la isla tenían marcadas diferencias. Citó que el caso de Haití la conquista fue protagonizada por esclavos, mientras que en la parte oriental, fue una revolución de amos.
La cercanía de uno y del otro con África y España respectivamente, junto a su cultura.
A pesar de las diferencias, Pérez dice que ambas naciones han aprendido a coexistir, lo que queda reflejado en el comercio y en la mano de obra haitiana en la agricultura, construcción y turismo.
Oportunidad
— Consolidación
El diputado Elías Wessin Chávez opinó ayer sobre el tema diciendo que la separación de Haití en 1844 permitió que el país desarrollara y consolidara sus instituciones republicanas y de libertad, típicas del patriotismo.
Cultura recuerda en acto Independencia Efímera
Acto. La Comisión para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia Efímera lanzó este miércoles una colección de libros alusivos a este trascendental hecho histórico, durante un acto celebrado en el Ministerio de Cultura y que estuvo encabezado por su titular, Milagros Germán.
Se trata de una recopilación de ensayos y artículos escritos por destacados historiadores, especialistas en la figura de José Núñez de Cáceres y el período de la Independencia Efímera.
Germán estuvo acompañada en la mesa principal por Juan Pablo Uribe, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias; José Chez Checo, presidente de la Academia Dominicana de la Historia; entre otras personalidades.