Para nadie son desconocidos los hechos de violencia recientes en lugares públicos, con ciudadanos en labores, esparciéndose, por cosas que a simple vista no indican un gran conflicto, muchos terminan en tragedias irreversibles.
Los estudiosos de la conducta humana podrán encontrar muchos factores implicados y detonantes en estas conductas iracundas, desesperadas, desproporcionadas, pero hay algo que es evidente en muchos casos y es la poca tolerancia a la frustración de no lograr un objetivo deseado. A pensar que cualquier cosa significa disminución, fracaso, incluso un comentario burlón, ante el que podríamos preguntarnos ¿soy yo eso que dice que soy? En una sociedad con una capacidad reactiva muchas veces explosiva en potencia, no se ven como salida no responder, retirarse, esperar o buscar una alternativa que no sea la violencia.
Todos los estamentos de la sociedad debemos involucrarnos en promover herramientas de inteligencia emocional que puedan servirnos en estos casos en los que todos estamos siendo afectados, hasta los simples espectadores ante los medios de comunicación de estas situaciones que lamentablemente se vuelven tendencia.
Es una gran oportunidad para las marcas y corporaciones involucrarse a través de sus mensajes publicitarios proveyendo estrategias aliados a los especialistas de salud mental, donde los consumidores puedan identificar y recibir nuevas maneras para vivir en estos tiempos convulsos y de grandes desafíos.