Inteligencia: Capacidad para escoger las mejores opciones en búsqueda de una solución. Está relacionada con la capacidad de entender y elaborar información para usarla de manera adecuada.
Emocional: relativo a la emoción, que es un fenómeno psicofisiológico que supone una adaptación a los cambios. Daniel Goldman (psicólogo, escritor y periodista estadounidense), desarrolló el concepto de Inteligencia Emocional cuando publicó su libro con ese nombre hace 25 años, definiéndola como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”.
Identificamos las propias emociones y las regulamos de forma apropiada.
Por tanto, la inteligencia emocional implica cinco capacidades básicas: descubrir las emociones y sentimientos propios, reconocerlos, manejarlos, crear una motivación propia y gestionar las relaciones personales según Coleman.
Hay personas que tienen niveles importantes de inteligencia emocional y otros, menos. Los que tienen más, logran que las que los que los rodean se sientan a gusto, sin sensaciones negativas, con confianza para buscar asesoría y consejería.
Lo más importante es, que reconocen y manejan las emociones negativas que experimentan, tienen la capacidad de relacionarse con los demás porque los entienden al ponerse en su posición y analizan las críticas positivamente aprendiendo de ellas, les hacen frente a las adversidades mirando siempre hacia adelante y lo que pasó lo procesan como experiencias.
Es muy importante que las parejas trabajen la inteligencia emocional, reflexionando cada uno en sus propias emociones, tratando de reconocer las del otro, poniéndose en su lugar, buscando alternativas, confiando y manejando su unión con conciencia.