Guyana es la nueva potencia de energía convencional en las Américas.
Con 13.6 billones de barriles de petróleo y 906 billones de m3 de gas natural, sus reservas han disparado la inversión, permitiéndole crecer a tasas sin precedentes.
RD ha sido de los primeros en posicionarse para refinar hidrocarburos guyaneses y asegurarse suministros para su creciente economía.
Algunos se preguntarán para qué invertir en combustibles convencionales cuando lo que toca es reemplazarlos por renovables.
Aquellos que así piensan olvidan que, por querer ir más rápido de la cuenta, se generó “greenflación” en 2021.
El fenómeno, provocado por un exceso de demanda frente a una oferta restringida, continuará hacia el 2040 cuando, según la Agencia Internacional para la Energía, los precios de los minerales críticos requeridos para fabricar baterías, paneles solares, pilas de hidrógeno y turbinas eólicas habrán crecido 400%.
Además de invertir en una refinería guyanesa, RD debiera industrializar sus propios minerales críticos: bauxita, cobre, ferroníquel y zinc, actualmente exportados en bruto.
Refinar la bauxita permite extraer alúmina, de la cual se obtiene el aluminio utilizado en celdas fotovoltaicas y turbinas eólicas.
Donde hay bauxita también hay “tierras raras”, cuyo mercado domina China.
Un artículo de junio 2023, publicado en “Ore Geology Reviews”, confirma que en Pedernales hay tierras raras, tales como monacita, xenotima, churchita, rabdófano y bastnasita.
La monacita es fuente de torio – utilizado en la energía nuclear, la óptica y la soldadura de circuitos – y de cerio, esencial para las pantallas planas y bombillos de bajo consumo.
La xenotima es fuente de ytrio y tungsteno. En aleación, el ytrio endurece el aluminio y el magnesio.
A su vez, el tungsteno interconecta los circuitos integrados en los semiconductores.
La churchita y el rabdófano neutralizan los desechos de las centrales nucleares.
La bastnasita, por último, se utiliza en la fabricación de teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos.
De los minerales exportados por RD, el cobre está presente en todas las fases de la producción, distribución y consumo de energía, así como en la electrónica y la distribución de agua. Con o sin transición energética, seguirá utilizándose para cablear fábricas, oficinas y viviendas.
Pulverizado, filtrado, fundido y sometido a electrólisis, el cobre refinado representa 87% del mercado mundial, cuyo volumen será 36 millones de toneladas en 2030. En las condiciones actuales, la oferta no supera los 30 millones.
El níquel es clave para fabricar baterías. Indonesia sólo lo vende a las fábricas instaladas en su territorio, integrando así totalmente la cadena de suministro.
Por último, el zinc galvaniza el acero para impedir la oxidación. Además, las baterías de zinc no se incendian, a diferencia de las de litio.
Ahora que Guyana aportará los hidrocarburos para motorizar la transición energética de RD, procede industrializar sus minerales críticos, para luego venderlos a fábricas de baterías, paneles solares, turbinas eólicas y pilas de hidrógeno instaladas en su territorio.
RD ya tiene un plan para crear el ecosistema del hidrógeno, con inversiones y tecnologías coreanas.
Integrar totalmente las cadenas de suministro de sus minerales críticos convertirá a la RD en la potencia de la energía renovable en las Américas.