Inspirador ejemplo
David Collado sigue marcando distancia diferenciándose de políticos ordinarios, incluidos “ancianos” contemporáneos, al rehusar repostularse como alcalde de Santo Domingo.
Es desconcertante para muchos que una gestión excelente, a veces ninguneada por su propio partido, concluya sin que el jefe del gobierno municipal aspire a una reelección que quizás no sería difícil.
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David demuestra una rara cualidad entre políticos criollos: coherencia entre discurso y acción.
Él mismo ha reiterado que ve la función pública como un servicio transitorio y no una profesión, distinto a quienes quisieran que su cédula diga “funcionario público” o el cargo que creen suyo por mandato divino.
Ahora, ¿que hará David? Con experiencia congresual y municipal, Collado representa una generación y clase de ciudadano que en su mayoría descree de todo lo que sea gobierno, hastiada de escándalos y corrupción, incluyendo los votantes morados.
Políticos tradicionales le enrostran, envidiosos, la confianza que líderes empresariales apartidistas le profesan, que ya quisieran ellos merecer. Dudo que, picado por el virus político, David simplemente se retire. Ojalá continúe su ascendente carrera.
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