Las injusticias se producen desde la misma aparición del hombre sobre la tierra, y se multiplica exponencialmente en sociedades sub desarrolladas donde hay menos posibilidades de enmendarlas por razones desconocidas.
La injusticia, como su nombre lo indica, se produce como consecuencia de decisiones de individuos o grupos que generan consecuencias negativas para los demás.
Una situación parecida se viene produciendo desde hace cierto tiempo con una gran cantidad de exatletas que han sido llevados a la inmortalidad deportiva.
Ello así, porque esa mayoría de sobresalientes en diversas disciplinas recibe pensiones ridículas con relación a un pequeño grupo de inmortalizados en los últimos dos años.
Eso se llama injusticia, que estamos frente a una discriminación de la que se ha tenido todo el tiempo de enmendar, sin embargo, nada se ha hecho y parece que tampoco se proyecta tomar alguna medida o disposición para que exista igualdad entre todos los componentes del Salón de la Fama del Deporte.
Esa misma situación se produce en otros sectores, incluso el periodístico, donde unos cobran pensiones tres y cuatro veces más elevadas que otros con más méritos acumulados.
El caso más reciente se produjo hace unos días entre miembros de la Policía Nacional puestos en retiro, donde se observa que oficiales con rangos similares fueron retirados con pensiones cinco y 10 veces más elevadas.
Retomando el caso de los inmortales del deporte, se hace necesario que se legisle para que no sigan produciéndose injusticias ni privilegios, lamentablemente todas aprobadas por las autoridades, quizá sin la intención del daño sicológico que produce.