Inglaterra asumirá el reto y dejara el bloque

Londres.-La determinación de Gran Bretaña de abandonar la Unión Europea representó un enorme shock para los inversores del mundo entero, los líderes de Europa y, aparentemente, muchas de las personas que la votaron.

No obstante, la decisión está tomada y ahora la atención debe centrarse en sacarle el mayor provecho.

Esto significa emprender las cosas lentamente. Desligar al Reino Unido de 43 años de compromiso con las leyes y procedimientos de la UE será un largo proceso y la nueva relación entre el Reino Unido y la UE no es para nada clara.

Debe evitarse la vacilación –del mismo modo que las declaraciones apresuradas sobre lo que se puede y no se puede hacer.

La canciller alemana, Angela Merkel, empleó el tono acertado este fin de semana cuando dijo que el Reino Unido seguiría siendo un socio estrecho y que las condiciones de la separación no tenían que ver con la “disuasión”.
Otros líderes no fueron tan magnánimos.

Es comprensible. Muchos, por empezar, se sintieron traicionados por la decisión del primer ministro David Cameron de convocar a un referéndum –temiendo precisamente este resultado.

Se les podría perdonar que piensen que el Reino Unido debe cosechar lo que sembró. Muchos también pensarán que castigar a los británicos rebeldes tiene el fin táctico de sofocar la rebelión populista en otras partes de la unión.

Dicho enfoque sería poco prudente. Manejar esta transición sin altibajos beneficia considerablemente a Europa, y restablecer la calma debería ser fundamental. No hace falta recordar a los líderes de la UE que el estrés puede descontrolarse fácilmente.

Además, el comercio de dos vías del Reino Unido con la UE es sustancial: existe un interés vital mutuo en mantenerlo. En cuanto a castigar a los británicos para ahogar el sentimiento anti-UE en otras partes, sería sumamente fácil que tuviera un efecto adverso.

Asustar a la opinión pública para permanecer tampoco da resultados demasiado buenos, como bien puede atestiguarlo el gobierno del Reino Unido.

El Reino Unido necesita una pausa para restablecer cierto viso de estabilidad política. Cameron ha dicho que renunciará en unos meses.

No hay una perspectiva inmediata de una elección pero el nuevo primer ministro y el nuevo gabinete del país todavía deben decidirse de modo que los preparativos de salida no pueden avanzar con el liderazgo adecuado. También hay problemas en el Partido Laborista de la oposición y crecen los pedidos de un nuevo líder. Los nervios deben calmarse para que Westminster pueda llevar adelante este proceso.

Escocia e Irlanda del Norte presentan problemas adicionales, en tanto los líderes en ambos lugares exigen sus propios referéndums por la independencia. Será necesario abordar estas cuestiones, pero las nuevas votaciones deben esperar hasta que sea más clara la futura relación del Reino Unido con la UE –y lo que significa para Escocia e Irlanda del Norte.

Al formar el nuevo gobierno en Westminster, ya es visible uno de los mayores problemas del nuevo equipo.

Los defensores del Salir están divididos entre una facción abierta que propicia mercados libres y normas permisivas para los inmigrantes calificados, y una facción cerrada preocupada principalmente por controlar la inmigración de manera más estricta.

Es crucial para el Reino Unido, y para toda Europa, que el nuevo gobierno establezca un rumbo progresista abierto.

Nuevamente, si los líderes de la UE adoptan indebidamente una línea dura, harán que ese desenlace sea menos posible.

La UE no debe querer que el Reino Unido sucumba al populismo cerrado –una perspectiva que corre el riesgo de energizar los mismos sentimientos en el resto de la UE.

No hay un programa ni un cronograma para las negociaciones. El Artículo 50 del Tratado de Lisboa de la UE estipula dos años de negociaciones antes de la salida del Reino Unido, pero nunca ha sido invocado. Algunos de los líderes de Europa presionan para poner en marcha el reloj lo antes posible. No hay necesidad.

No deberían fijar un plazo sin tener una comprensión clara del trabajo necesario antes del momento debido. El Reino Unido y Europa deben hacer esto tan pronto como sea posible –pero no antes.