Aunque este es un tema recurrente y que con frecuencia cae en el olvido, lo asumo porque no debemos cansarnos y seguir insistiendo hasta que alguien escuche y entienda que nuestro país necesita un estadio de béisbol nuevo.

Es increíble que países con menos tradición beisbolera y que obtienen menos beneficios que nosotros, como Nicaragua, Colombia y Panamá, tengan estadios más modernos.

Ya el estadio Quisqueya es obsoleto, cargado de muchos remiendos, que se le han hecho a lo largo de los años para hacerlo más acogedor.

De acuerdo a varios reportes, un estadio nuevo saldría por unos US$50 millones, que no son nada para los beneficios que recibe el país a través del béisbol, desde los bonos que obtienen los prospectos por firmar hasta los grandes contratos millonarios de los jugadores establecidos.

Para que tengan una idea de que realmente no existe voluntad desde el Gobierno para hacer un nuevo estadio, el año pasado Carlos Amarante Baret, ministro de Interior y Policía, reportó que nuestro país gastó US$50 millones en el plan de Regularización de Extranjeros, en su mayoría haitianos, y no hay ningún resultado.

Hay quienes sostienen que la construcción de un nuevo estadio debe ser en el mismo lugar que está el Quisqueya, sin embargo, considero que buscar un nuevo espacio sería más conveniente, incluso, sé que una vez había la intención de construir uno en Sans Soucí, al lado de la Armada dominicana, donde estratégicamente estaría mejor ubicado, teniendo la ventaja del aeropuerto a unos 15 minutos y el gran crecimiento que presenta la zona oriental.