El pasado 27 de febrero los dominicanos conmemoramos 180 años de la proclamación de nuestra independencia. Cada año celebramos con orgullo y alegría este acontecimiento, pero casi nunca reflexionamos sobre las razones que llevaron a nuestro pueblo a luchar a muerte por su libertad, y mucho menos a analizar si ese propósito ha sido logrado.
¿Es la independencia dominicana un hecho consumado o una tarea pendiente…? Para responder esto hay que entender cuáles fueron sus razones y objetivos.
Decidimos ser libres para ser dueños de nuestro destino, para que ningún otro país nos imponga sus normas, ni nos use como instrumento de sus intereses.
Para que los recursos de nuestra tierra y el trabajo de nuestro pueblo no fuera en beneficio de otras naciones, sino que se dedicara al desarrollo de nuestro país y a mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo. Decidimos ser soberanos para establecer las leyes que les fueran más provechosas a nuestros ciudadanos.
Pero… ¿Es así cuando nuestros recursos naturales son explotados por transnacionales mineras que, básicamente, sólo nos dejan hoyos y contaminación? ¿Es así cuando el principal sector de nuestra economía enriquece a cadenas extranjeras y paga salarios miserables a nuestro pueblo? ¿Es así cuando millones de dominicanos deben vivir fuera porque nuestro país no es capaz de ofrecerles las condiciones para vivir con dignidad?
¿Es así cuando no somos libres ni de caminar por nuestras calles por temor a la delincuencia, y no estamos seguros ni en nuestras casas?
En días como estos debemos, más que celebrar, reafirmar nuestro compromiso de seguir construyendo nuestra independencia. Debemos plantearnos un modelo de nación que logre satisfacer los ideales de nuestros padres fundadores, y que nuestra libertad deje de ser, por 180 años, una tarea pendiente.