Wilfredo Mora
Las elecciones del julio de 2020 será una mancha indeleble; es decir, un trauma que se ha causado a la nación dominicana. La pandemia del coronavirus se le ha unido para hacerla más indigna, dado que los gobiernistas han sacado provecho de ella.
Es por eso que puede haber en este interregno algunos indecisos respecto de las votaciones y por ende abstenciones. Pero con los indecisos la cosa es diferente: los de Gonzalo Castillo son los indignados, todos los que está molestos por los pecados de esa administración del presidente Medina Sánchez; los de Abinader se cuentan entre ciertas gentes despreocupadas y quizás entre las filas de otros partidos: los que han sufrido desarraigo político.
Muchos son los que coinciden en que hace falta un cambio de gobierno, pero eso no es todo. Muchos han expresado su separación de todo a lo que hayan ejecutado los funcionarios de turno, y por eso no están a favor del continuismo. Yo les dirigiré unas palabras de los indecisos de sufragar, a quienes se les debe pedir, justamente eso, que decidan, ya que los votos los necesita el adversario.
A pesar de las encuestas ganadores del candidato opositor son todavía altos los porcentajes a favor del candidato del oficialismo; vivimos, pues, tiempos de indecisión, de miopía generacional y, sobre todo, de las actividades periodísticas, compradas o vendidas, como nunca antes.
La corrupción mantenida por el poder morado por casi dos décadas se convirtió en un acto generador de indignación; ahora se añade que el candidato oficialista tiene la ignorancia en la cara, y esto genera indecisión.
Pero los indignados del país son ahora más necesario que nunca; según datos de las encuestas, entre ellos están los indecisos. En contexto, también esta situación es debido a la campaña agresiva del gobierno y del abuso de los recursos del Estado.
