La agresión contra miembros de la Prensa por parte de seguidores del expresidente Leonel Fernández merece el rechazo unánime de la sociedad.
Llevar una turba a un lugar con el único propósito de agredir a cualquier ciudadano que pretenda expresar su rechazo a un político «X» es algo propio de grupos neofascistas, no de demócratas.
El doctor Molina Morillo suele recordarnos que el primer caníbal comenzó comiéndose las uñas.
A lo mejor la idea original de quien pagó la turba de ayer era golpear a los manifestantes anticorrupción y anti Leonel, pero terminaron agrediendo a fotorreporteros. En cualquier caso es un abuso inaceptable.