Impunidad inmerecida
Hay demandas por difamación o injuria innecesarias porque no empeorarían la notoria infamia del perpetrador ni contribuirían al prestigio del demandante, cuya honra para nada depende de lo que diga, haga o crea cualquier resentido.
El necio indigno no merece atención. Empero, reputación y prestigio son activos intangibles valiosísimos con valor medible. Puede justipreciarse el daño por difamadores y deslenguados. Además, injuriar y difamar es asesinar el carácter ajeno.
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¡No merece impunidad! Por eso difiero de quienes arguyen para “eliminar la prisión para delitos de palabra y dejarlos en la esfera civil; que la reparación del daño, en caso de comprobarse la difamación o la injuria, no conlleve cárcel”.
La privación de libertad no basta para disuadir a difamadores. Multas o resarcimiento pecuniario solos es poner precio a honras. Las mas notorias condenaciones locales por difamación son por insultos políticos.
En vez de abogar por la velada impunidad que es eximir de condenas penales incluyendo cárcel por difamación e injuria, deberíamos procurar mejores maneras de debatir, hacer periodismo y discutir públicamente.
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