Una colosal columna de plasma que se extiende a lo largo de unos 200.000 kilómetros sobre el polo sur del Sol.
Es lo que captó con su cámara Eduardo Schaberger, astrofotógrafo aficionado de Santa Fe, Argentina.
Las impactantes imágenes muestran una prominencia raramente observada, ya que la mayoría de estos fenómenos se localizan cerca del ecuador solar.
Para poder incluir la vastedad de la columna de plasma en una sola foto, Eduardo tuvo que girar su cámara, ajustando posteriormente la orientación de la imagen mediante edición para representar de manera precisa su majestuosidad.
“La fotografía solar es realmente muy difícil de hacer, porque hay un gran problema: que cuando vos querés fotografiar detalladamente el Sol, tenés que hacerlo viéndolo a través de la atmósfera de la Tierra”, explica Schaberger a BBC Mundo.
Asegura que “se requiere mucho trabajo, mucha paciencia, estar esperando esos momentos de estabilidad de la atmósfera para poder lanzar la captura y tener suerte de que tengamos algunos frames que sean de buena calidad”.
La turbulencia atmosférica, un desafío significativo en la astrofotografía de alta resolución, tiende a distorsionar la imagen, un efecto que se exacerba al fotografiar el sol, ya que su calor hace que las distintas capas de la atmósfera se calienten y agiten.
Para contrarrestar estas dificultades, Eduardo empleó una técnica conocida como «lucky imaging«.
Este método consiste en capturar secuencias de video con numerosos cuadros con la esperanza de coincidir con momentos de estabilidad atmosférica.
Luego seleccionó y apiló meticulosamente entre 70 y 100 de estos fotogramas para disminuir el ruido digital, mejorando así la claridad de la imagen.
La pasión de Eduardo por el cosmos se remonta a su infancia, cuando quedaba embelesado observando el cielo nocturno, maravillado por los misterios que ocultan las estrellas.
Hoy, armado con su propio equipo, se dedica a capturar el esplendor del sistema solar, centrándose especialmente en el astro rey.
Describe cada sesión fotográfica como un encuentro con lo sublime, donde las inmensas manchas solares, los filamentos que danzan a través de la superficie y las prominencias que ascienden miles de kilómetros en el espacio revelan la magnificencia y el poder del Sol.