Desde hace varias décadas la sociedad dominicana viene observando de brazos cruzados y de frente a los niños, los adolescentes y la juventud universitaria una agenda de los valores invertidos cuando lo que se requiere en esas etapas es la definición de un modelo a seguir, y un ideal de referencia para insertarse en la sociedad y abrirse paso para ser aceptados en los espacios por los valores y los conocimientos adquiridos, no tengo nada en contra de su agenda, pero sí en contra de su imposición para impactar negativamente a la sociedad.
En la década de los años 90 éramos privilegiados, teníamos una generación que sentía orgullo de ser honorable aunque sea pobre, sin embargo, todos hemos sido pacientes y hasta cómplices de la agenda que nos han impuesto los grupos articulados para enrostrarnos la vulgaridad, la vanidad, la mediocridad y la exhibición de fortunas ilícitas como un nuevo modelo al que deben seguir nuestros hijos, y tal parece que nos llevan la delantera, porque cuentan con suficientes recursos económicos, tecnológicos y el apoyo de distintos sectores poderosos.
En la nueva línea de acción para manipular a la población hay una planificación estratégica muy calculada de los «valores invertidos» y les están haciendo creer a la juventud que la vulgaridad está de moda y que los que están mal son todos aquellos que practican los valores morales, la formación, y que tienen metas sobre la base de la educación.
Y si no están de acuerdo entonces fíjense ustedes como una persona que salió al mundo artístico urbano ha escenificado desde profanación a Virgen de la Altagracia hasta actos de los más vulgares de sexualidad frente al público, sin embargo, esa persona hoy está junto a otra vulgar que muchos la tienen como un icono, luego están invirtiendo mucho dinero para grabar con urbanos de gran renombre y está apareciendo en todos sus conciertos y para colmo de males apareció en las portadas de cuadernos escolares, como una burla de ese sector empresarial a los dominicanos que aún queremos formar a nuestros hijos en valores.
Los grupos anti valores deberían ser menos evidentes en sus pretensiones de imposición de su clase, porque vivimos en una sociedad de derechos y el mismo derecho que tienen ellos ese mismo derecho lo tienen otros, y pudiéramos decir que es así, pero no, porque existe una agenda programada, articulada y dirigida con los fines de que la mayoría de la gente pertenezca a esa clase para que no prospere como representante formal y educado ni tenga oportunidad para insertarse en los espacios de las áreas de la ciencia, la ingeniería y pretenden que la mayoría sean influencer de impacto negativo para seguir reproduciendo esa mala práctica.
Que quede claro que la agenda de impacto negativo y anti valores está siendo impuesta ante la vista de todos nosotros, hace mucho tiempo que estamos dormidos, tal como si estuviéramos anestesiados, porque ya ninguna cosa nos sorprende. Ojalá, y podamos despertar a tiempo.