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La importancia hoy, más que nunca, de las Bienaventuranzas

Mayra De Peña Por Mayra De Peña
La importancia hoy, más que nunca, de las Bienaventuranzas
La importancia hoy, más que nunca, de las Bienaventuranzas

Amo todo lo que el Padre, su hijo Jesús y el Espíritu Santo representan en mi vida. Valoro su amor, misericordia y bondad que han sido la brújula que guía mi barca.

Amo haber sido creada a la imagen y semejanza de Dios, porque eso me da verdadera identidad y me da tranquilidad acerca de la eternidad que nos espera. Ni que decir de lo que representa su sabiduría y su carácter que me habla mucho de lo que asida de mi Dios puedo llegar a ser.

Su grandeza ante mi pequeñez, porque ella me aterriza acerca de la importancia que reviste el depender únicamente de él, pues lo demás viene por añadidura.

Por todo lo antes dicho es que el mensaje de Jesucristo sobre las Bienaventuranzas, en el Sermón del Monte, cala profundamente en mi vida. Creo que este mensaje encierra todo lo que necesitamos tener para ser, valga la repetición, BIENAVENTURADOS, lo que es lo mismo, bendecido y/o afortunados.

Jesús en este mensaje habla claramente de lo que necesitamos tener para vivir una vida agradable a Dios. Él también dijo en otro mensaje, “Nadie conoce al Padre sino el Hijo y nadie conoce al Hijo, sino el Padre», por tanto sabía lo que el Padre necesitaba de nosotros como hijos, y lo increíblemente hermoso es que cada una de las bienaventuranzas, redunda en nuestro beneficio.

Y es en ese contexto que traigo hasta ustedes el mensaje de las Bienaventuranzas, porque Jesús deja bien claro lo que Dios ama en sus hijos

Bienaventurados  los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. -Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Y termina diciendo, Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

Cada una de ellas nos hablan de humildad de espíritu, de entrega a la voluntad de Dios y de tener un corazón lleno de amor, cuando hacemos esto, vemos la vida muy diferente y nos sentimos plenos. Estos atributos no llegan por sí solo, vienen como respuesta a una búsqueda constante del conocimiento de Dios, de entablar una relación personal con Jesús y pedirle de todo corazón el ver como él ve y sentir como él siente.

Es tener la firme decisión de menguar nosotros para que Jesús entre a nuestras vidas y revuelva todo, saque lo desordenado y ordene nuestra casa a la manera de Dios, es decirle.  “Jesús, capacítame, quiero ser tu discípulo” y Él lo hace.

En este tiempo tan caótico, donde el mal acecha por doquier, amemos tener las bienaventuranzas. Procuremos la mansedumbre, hermana de la templanza, el sentir la necesidad de crecer en el espíritu, hay mucha carencia en ese sentido, vivimos enfocados en los asuntos materiales, tanto, que hasta nos hace olvidar lo prioritario aún en este plano  y descuidamos lo eterno.

Se hace necesario que nos duela la falta de integridad y deseemos la justicia, pero no solo desearlo, sino accionar para hacer la diferencia. Que miremos a nuestro prójimo con ojos de misericordia, de tal manera, que, aunque seamos maltratados, nuestra visión espiritual esté por encima de esa circunstancia y oremos por los que nos maltratan para que ellos alcancen misericordia.

Invoquemos a Dios para que nuestro corazón esté limpio de odios y malos pensamientos, busquemos la paz para con todos, llevando delante del Padre de las vidas nuestras luchas y necesidades y cuando nos sintamos perseguidos, porque los hijos de Dios somos muy atacados, unos de una manera, otros de otra, aún en medio de la prueba glorifiquemos a Dios porque nuestra recompensa proviene del Todopoderoso y no de hombres, asegurémonos de que si en algún momento hablan mal de nosotros, sea mintiendo porque llevemos una vida conforme a lo que espera el todopoderoso Dios, Padre de las luces, en quien no hay engaño, ni sombra de variación.

Este mundo necesita que muchos procuremos las bienaventuranzas.

Dios les bendiga.

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Mayra De Peña

Lic. en Contabilidad, egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), graduada de Periodista, en el Instituto Dominicano de Periodismo (IDP). Locutora, con un Diplomado en Comercio Exterior, y Diplomado en Política Estratégica. He desempeñado diversas funciones dentro del sector ...

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