Con la firma del Tratado sobre aviación civil de Chicago de 1944, 52 países, entre ellos los más desarrollados de entonces, reconocieron la soberanía de cada “Estado” sobre su espacio aéreo y manifestaron la voluntad de unificar criterios respecto de las normas que regulan los vuelos civiles, tanto de transporte de pasajeros como de mercaderías.
El Tratado, firmado en 1944, conocido también como “La Convención de Chicago”, fue la piedra angular para desarrollar lo que hoy se conoce como “política de cielos abiertos”, ya que, desde entonces, los países firmantes se pusieron de acuerdo para establecer un mercado aéreo más libre.
Actualmente, la mayoría de los países que suscribieron el tratado de Chicago de 1944, están firmando entre ellos y especialmente con Los Estados Unidos, convenios bilaterales y multilaterales denominados de “cielos abiertos”.
Un acuerdo de cielos abiertos implica que las aerolíneas comerciales de ambos países firmantes pueden acceder a destinos del país vinculante que no estaban habilitados para recibir vuelos internacionales, uniendo lugares que solo eran alcanzados por vuelos al interior de un territorio sin abandonarlo.
La finalidad de los acuerdos de cielos abiertos es liberalizar los mercados internacionales de aviación civil, permitiendo a las empresas aéreas de ambos países firmantes transportar pasajeros y carga a cualquier destino de las dos naciones, y facilitando así el crecimiento y la competencia en el transporte aéreo.
Recientemente el país acaba de firmar un acuerdo de cielos abiertos con los Estados Unidos.
Teniendo en cuenta las experiencias internacionales, los resultados generales de estos acuerdos pueden ser muy importantes, siendo más los positivos que los negativos.
El resultado positivo más evidente del proceso fue una disminución en las tarifas aéreas en la mayoría de los países. Y en lo negativo, se destacó la desaparición de vuelos hacia destinos poco rentables.
Con este acuerdo es de esperar que las tarifas de los “pasajes aéreos”, particularmente hacia los Estados Unidos, disminuyan, y el ingreso de los viajeros dominicanos mejore en ese renglón. Claro, esto es sin considerar los impuestos que tienen los tickets aéreos.