Iluso o no, el único camino para la salvación es la educación

Iluso o no, el único camino para la salvación es la educación

Iluso o no, el único camino para la salvación es la educación

Rafael Ramírez Ferreira

Porque… “El hombre no puede saltar

Fuera de su sombra”

 

Sean cualesquiera las cualidades

De un hombre, sabidas son, aunque

Piense que los demás no las ven.

B. Saraf.-

Pensar en lo inasible quizás sea solo una quimera o quizás una locura, pero que seria del ser humano sin tener una ilusión; sin una esperanza cual que esta sea; sin pensar en una excelsitud como aquella de ser feliz de una u otra manera, eso, no me lo imagino, ya que seriamos simplemente algo sin sentido, algo amorfo que no podría compararse con animal alguno.

Dentro de este ámbito es que creo que el resplandor de la gloria, sin importar su magnitud, la tendremos que ver en algún momento en que las circunstancias lo determinen, pero la veremos.

Quizás para esto se necesita un hombre o mujer que nos guie por el camino correcto. Una persona que motive las diferentes masas del pueblo a convertirse en una sola, una que empuje este pueblo por el camino del desarrollo institucional y ya sea pacifica o ferozmente obligue a la clase política a establecer un estado real de derecho, de desarrollo institucional, ya que todo lo demás lo hará el pueblo con su trabajo, sin que su esfuerzo se pierda entre las garras abusivas y la ambición insaciable de un parasitario Comité o el sucio clientelismo político.

Constituye un acto moral hacer cerrar por siempre esa dialéctica rancia, ese lenguaje figurado y engañoso característico de la inmensa mayoría de aquellos que en la actualidad ejercen la profesión de políticos en medio de esta vida en común que incesantemente deviene.

Nos han llevado al punto de inflexión sin querer ver la realidad o quizás este en verdad sea su objetivo, el llevarnos donde ya las palabras de fantasías dejen de presentar falsos sentidos y propósitos y será cuando no habrá retroceso, borrón ni cuenta nueva, porque para entonces ya las palabras de nada servirán, habrán perdido sentido siendo sustituidas por la rebeldía y su reclamo de ajustes de cuentas.

Y todo, porque ese momento crítico de ruptura habrá llegado y solo la sangre, como en otros valerosos y tan pocos momentos de nuestra historia le ha ocurrido a esta Nación. Quizás aun haya tiempo para que estos personajes que dicen defendernos y viven “sacrificados” por nosotros, funden sus malvados pensamientos en una sola síntesis excelsa de sentimientos humanistas, morales y éticos, y hasta quizás, parodiando un viejo pensamiento, colocar su corazón en el cráneo y el cerebro en el pecho, para así pensar en el pueblo con amor y amarnos con inteligencia, aunque tal vez sea demasiado pedirles.

Es posible que esto sea solo una ilusión, ya que definitivamente nuestros “lideres” exprofeso hablan de moral, ética y sacrificios a sabiendas de que para ser ciertas sus palabras primero tienen que revestirse de dignidad, cosa esta que al parecer desconocen lo que es.

La política actual es diabólica, amparándose en la ignorancia del pueblo y luchan a brazos partidos para aumentar esta condición porque de ese desconocimiento es que viven, la falta de cultura del pueblo es su caldo de cultivo. En su descaro, aun sea “legal”, emplean los dineros públicos para obtener beneficios políticos, como ese dinero empleado en Moca, mientras los verdaderos protagonistas, que si pueden sacar este país del atolladero institucional, los tratan cual si fueran simples peones, me refiero a los sacrificados Maestros.

Y todo lo antes expuesto lo dijo José Mujica; “Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación y tercero en educación”. No solo en la beneficiosa construcción de escuelas hasta en lugares sin alumnos y sin maestros, sino también en el bienestar de los profesores, los reales protagonistas de esta empresa educativa, porque: “Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos”. Algo así como decir, un geriátrico Comité y su Presidente ambivalente y ambicioso. ¡Si señor!



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