Ignorancia, fe y fanatismo

Ignorancia, fe y fanatismo

Ignorancia, fe y fanatismo

Jesús Díaz

Que el señor Mildomio Adames, «el Peregrino’’, haya salido desde Santo Domingo y llegara a Puerto Plata la mañana del domingo, y fuera recibido por una multitud para escuchar un supuesto mensaje para liberar al pueblo dominicano del covi-19, es un espectáculo de muy mal gusto, donde se puso en juego la vida de cientos de personas.

Personajes de este tipo lo hemos tenido antes, solo que en contextos como el actual, donde la población es más susceptible y proclive a convocatorias de este tipo; y no es de extrañar el activismo de entes creyentes fanatizados en diferentes expresiones o denominaciones de fe, sin importar cuál.

Si partimos de que la sociedad dominicana vive un sincretismo cultural, donde las creencias mágicas religiosas tratan de crear fe y sanación en medio del pánico y el temor, estamos entonces ante un pueblo capaz de arriesgar su vida por una fantasía y violentar normas prudenciales establecidas internacionalmente.

En esta falta de esperanza de un pueblo mal informado, mal educado y con miedo e incertidumbre, tiene responsabilidad de manera directa el Estado como organizador social, que permitió este abuso en nombre de la fe y el fanatismo. Ver autoridades civiles, militares y municipales escoltar al ‘’peregrino’’ es un abuso a los protocolos sanitarios y la inteligencia.

Este caso merece sanciones. La vida de cientos de personas no se pone en juego por que un día un «pasa cantando» se sueña algo.

Sin dudas esto tendrá consecuencias en la novia del Atlántico, la lista de contagiados puede ser larga y el momento no es a qué parcela política inclinamos este fallo, sino a partir de ahora enfrentarnos a lo que puede devenir.