Idiotismo
Toda época puede compararse con algún momento anterior de la historia, que ayuda a descuerar las posibles consecuencias de las cíclicas recidivas de idiotez de la humanidad.
Lo que parece nuevo por la inmediatez y ubicuidad de las redes sociales ha ocurrido antes mil veces.
Cada vez que la cultura sucumbe ante la barbaridad, resurge con renovados bríos. Nerón, Calígula y Caracalla destruyeron a Roma, pero los valores grecolatinos, y también los judeocristianos, no sólo perduran, sino que sostienen la legalidad y el orden socioeconómico de las más exitosas sociedades contemporáneas. Pero el proceso de corrosiva disolución de ciertos fundamentos sociales siempre duele a los más perspicaces que pueden detectar esas señales ominosas.
El parlamentario británico y católico nacido en Francia, Hilaire Belloc, observó a principios del siglo pasado que cuando la normalización de desviaciones morales llega a su plenitud, cambia la descalificación de la virtud y la belleza por una activa promoción y justificación de lo repulsivo o vil.
¿Muestra la sociedad dominicana actual signos de esto? El idiotismo popularizado por influencers con ínfulas de filósofos es aterrador. Si no despertamos, esta pesadilla nos matará.
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