¿Huyen o son expulsados de la frontera los dominicanos? ¿Qué se ha hecho para revertir la situación? ¿Es irreversible esta debacle demográfica en esta zona vital?
Nos surgen estas interrogantes en momentos en que creemos interesante determinar si la frontera expulsa a sus pobladores o si estos huyen de una realidad que lo lacera y frena su normal deseo de desarrollo socio-económico y humano.
Había planteado en un anterior trabajo la necesidad de que el Estado planifique y propicie la construcción de 30 mil viviendas para los habitantes de esta estratégica región del país.
Algunos han preguntado de dónde saldría el dinero para una iniciativa de esta magnitud. Otros han advertido que estas casas terminarían en manos de los haitianos.
Se trata de gente de poca fe. Si hay una de las tantas cosas que hemos perdido los dominicanos producto tal vez de la intensa e indetenible labor politiquera, es su fe por la Patria. Hemos dejado de soñar en una Patria Grande, vigorosa y abrazada a un ideal indetenible de progreso. La Patria no es solo la capital y Santiago, existe una zona fronteriza.
Nos han vendido la idea de que nuestra única salvación está en emigrar, en “largarnos del terruño”. Ya existe incluso una generación que estudia carreras profesionales y logran excelentes notas con la única idea de marcharse para ir a servir a otros Estados en cualquier parte del mundo, pero muy especialmente en los Estados Unidos y España.
Eso debería ser una vergüenza para todos los líderes de la nación que han dominado la práctica política y empresariales en los últimos 50 años, los cuales deben preguntarse por qué han gobernado un país para formar ciudadanos que casi todos desean sin tapujos abandonar su Patria. Los sectores gobernantes se han dedicado –según mi humilde juicio- a cultivar burócratas, muchos de ellos sin el menor escrúpulo.
La visión y la praxis política lo han entorpecido todo. Y esto, parece obvio, ha sido abonado por un sector industrial, empresarial y laboral que han tenido un solo norte, amasar riquezas sin importar las consecuencias.
Una frontera despoblada
“Ese territorio, localizado al oeste de la República Dominicana, ocupa un 20% de la superficie total del país (10,823 km²) y se encuentra compuesto por cinco provincias limítrofes con la República de Haití (Montecristi, Dajabón, Elías Piña, Independencia y Pedernales) y dos contiguas (Santiago Rodríguez y Bahoruco) que conforman la Zona especial de Desarrollo Fronterizo (Ley 12-21)”, sostiene un estudio realizado por el especialista Erick Dorrejo.
Apunta que “estas siete provincias (con 33 municipios y 66 distritos municipales) tienen un gran potencial, pero también enormes limitaciones que han retrasado el desarrollo que requiere la zona para beneficio de toda la nación”.
“La proyección de la población residente en la Zona Fronteriza asciende a 500 mil 460 habitantes, equivalente al 4.75% de la población nacional (ONE 2021”, ha advertido Dorrejo, del Observatorio Territorial de Arquitexto.
La densidad poblacional en la frontera es de unos 46 habitantes por kilómetros cuadrados, “muy por debajo del promedio nacional de 216.3 hab. / km 2.”, precisa el experto en su interesante artículo “Una mirada especial a la zona fronteriza”. O sea, que juntando toda la zona fronteriza esta tiene 200 mil habitantes menos que un pedazo de la capital, específicamente el municipio de Santo Domingo Norte, que registró en el 2012 una población de 705 mil 983 habitantes, en 389 kilómetros cuadrados.
Igualmente, el distrito municipal Santiago Oeste o Cienfuegos “cuenta con más habitantes que quince provincias”, señala un reporte periodístico de Diario Libre en el que se afirma, asimismo, que la población del municipio cabecera de la provincia, que es Santiago, es de 550 mil 753 habitantes, es decir, que solo dicha ciudad tiene una población mayor que todas las provincias fronterizas juntas.
Desde esta óptica, la despoblación de la zona fronteriza resulta, por tanto, algo alarmante. Pero no ha sido así, nadie se alarma, parece que esta situación no ha preocupado a nuestros gobernantes.
¿Por qué emigran los fronterizos?
La “intención de emigrar responde principalmente a razones económicas y académicas, en un ámbito geográfico catalogado de bajo desarrollo humano y limitadas oportunidades”, ha señalado Dorrejo en su análisis de la situación. Explica que “aproximadamente 6 de cada 10 personas que emigraron internamente en 2010 lo hicieron hacia el Distrito Nacional, Santo Domingo y Santiago, principales focos económicos del país”.
Agrega que “una gran proporción de esta población se encontraba en edad productiva (27.5 años de promedio), y en su mayoría correspondía a mujeres de bajo nivel educativo (el 54.5% del total de emigrantes)”.
“Esta dinámica demográfica evidencia, a priori, la necesidad de intervenciones públicas que propicien la permanencia de los habitantes fronterizos en su territorio y que desincentivan los procesos migratorios hacia los principales centros urbanos o polos de desarrollo densamente poblados, como los ya mencionados”, precisa el experto.
En ese tenor nos permitimos sugerir que el Estado dominicano en alianza con sectores de poder en el país, que amen a su nación, adopten medidas que podrían contribuir a revertir esta acuciante realidad, como serían las que planteamos a continuación:
1) Aprobar una Ley Especial que otorgue durante los próximos 30 años un bono de RD$15 mil pesos mensuales a familias que procrearon seis hijos o más, pero que se radiquen en las zonas fronterizas. Esta ley, además, contará de incentivos y medidas que garanticen el arraigo de estas familias en estas comunidades fronterizas.
2) Consensuar entre los sectores con poder de decisión política y económica, un Plan Sostenible de Desarrollo Fronterizo a realizar en 50 años, emulando el modelo de desarrollo industrial y empresarial de la República Popular de China.
3) Aprovechar los recursos de la frontera para atraer capital de inversión y convertir este territorio en una Gran Zona de Incentivos Empresarial e Industrial para fines de exportación.
4) Que dicho Plan contempla incentivos fiscales y aduanales para atraer capitales nacionales y extranjeros que deseen acogerse a estos beneficios para producir para exportación.
5) Crear un sistema de transporte de trenes que unifique las provincias y municipios de la zona, a la vez que conduciría los productos de exportación de las industrias y empresas al Puerto de Manzanillo para fines de exportación.
6) Fomentar mediante la aplicación de incentivos la instalación de empresas tecnológicas en la zona fronteriza.
7) Construir proyectos de viviendas para trabajadores en las cercanías de las nuevas industrias y empresas que se instalen en la zona como parte de los atractivos de inversión. Estos proyectos deberán contar con escuelas, liceos o institutos técnicos, áreas deportivas y recreativas, clubes culturales, etc.
8) Fomentar la instalación de Politécnicos al estilo INFOTEP para preparar a los trabajadores que servirán en las nuevas empresas e industrias.
9) Aplicar un protocolo que garantice que el 90% de los trabajadores que contraten estas empresas sean dominicanos o que, de lo contrario, las mismas pierdan automáticamente los incentivos que otorgue la ley.
10) Otorgar un tratamiento fiscal especial para los nacidos en comunidades fronterizas que hayan emigrado al exterior y deseen retornar a su tierra acogiéndose a las facilidades que les den las leyes. Aplicar incentivos adicionales a dichas facilidades para que los “fronterizos de la diáspora” retornen a invertir en la zona acompañados de socios inversionistas extranjeros.
Industrias que en la actualidad confrontan dificultades para operar en otros países a causa de los problemas geopolíticos, podrían verse atraídas para realizar sus inversiones en nuestra frontera, y exportar a través del Puerto de Manzanillo al más atractivo bloque de consumidores del mundo, el de Estados Unidos, dada nuestra cercanía con ese gran mercado.
Concluyo con esta reflexión de Dorrejo: “a pesar…de las precariedades presentes históricamente en este espacio estratégico para la nación, existe el potencial de convertir la frontera en una zona de oportunidades a través del aprovechamiento del potencial intrínseco del territorio y de la focalización de la iniciativa privada, que contribuya a impulsar el desarrollo social y productivo y mejore los niveles de habitabilidad básica de sus habitantes”.
Y resalta: “Esta oportunidad de reconversión productiva incluye el aprovechamiento del potencial de generación de energía renovable, el mayor del país, en particular en las localidades de Monte Cristi, Elías Piña, Bahoruco y Pedernales. Además, el ordenamiento y uso del know-how existente en torno al comercio transfronterizo”.
*El autor es periodista.