Hotel Santa Cruz, ¡cuántas brazadas y nunca orilla!

Hotel Santa Cruz, ¡cuántas brazadas y nunca orilla!

Hotel Santa Cruz, ¡cuántas brazadas y nunca orilla!

Miguel Febles

En Santa Cruz de El Seibo, en lo alto de una bella colina si así se le puede denominar, hay un destacamento de la Policía, un tanque en ruinas del Inapa, el conjunto abandonado de lo que iba a ser la Casa de la Cultura y las ruinas del hotel Santa Cruz, una edificación de 70 años remodelada en la década pasada y arrendada por 30 años en 2016 a un empresario chino.

Allí todos los edificios son antiguos y lo característico es el deterioro, excepto el que ocupa la Policía, alguna vez local del Partido Dominicano, el de Trujillo.

Tres de las construcciones de la Casa de la Cultura —una antigua cárcel, un comedor y un aljibe aéreo— son del primer quinto del siglo pasado y el hotel es de los años de la dictadura.
En enero del 2016 la edificación fue entregada por 30 años a Global Steering Hotel Management Corporation, que nunca la puso en operación. Ahora leo en informaciones de prensa que la Corphotels ha rescindido el contrato que lo entregaba por 30 años con opción a compra.

Desconozco los términos contractuales, así que limitaré este comentario a lo visto recientemente, cuando intenté entrar y fui bloqueado por un hombre y un soldado. Caminé alrededor antes de que se percataran de que en vez de irme me había desviado hacia el lateral y las piscinas y que tocaba cosas y tomaba notas.

¡Un desastre! Eso es lo que recibe el Estado dominicano siete años después.
Según periodistas y comunitarios seibanos, poner el Santa Cruz en condiciones de ser aprovechado había costado RD$42 millones. ¿Cuánto costará ponerlo a punto nuevamente? Mucho dinero del Estado o una litis prolongada, en caso de que el contrato rescindido tuviera cláusulas de penalización por incumplimiento o deterioro del bien entregado en arrendamiento.

Quienes lo han visto por dentro me dan seguridades de que los daños en el interior del hotel son mayores. Tal vez ahora, cuando pasa a ser una edificación bajo control de una entidad estatal, me es posible ver sin tener que pelearme con dos hombres para dar el testimonio de un negocio en perjuicio del patrimonio del Estado y de los seibanos, particularmente los ausentes, que suspiran por este hotel en operación.