Eugenio María de Hostos será por siempre un personaje admirado y recordado por los dominicanos y los latinoamericanos.
El día 11 de agosto se cumplirán noventa y nueve años de su fallecimiento. Murió en nuestra amada Quisqueya, habiendo dejado una amplia impronta intelectual y significativos aportes al sistema de educación del país. Sobresalió como pensador, escritor, educador y sociólogo.
Borinqueño de nacimiento; antillano y latinoamericano por convicción. Fue un revolucionario comprometido con la búsqueda de la independencia para su amado Puerto Rico y para Cuba, la otra isla antillana que aún se encontraba atrapada en las garras del colonialismo español, en las décadas finales del siglo XIX.
Postulaba la independencia absoluta de las Antillas y era opuestos a cualquier tratativa anexionista.
A lo largo de su vida, Hostos reiteró sus ideas en favor de la independencia de las naciones de América, y se opuso a las tentativas de los Estados Unidos de adueñarse de Santo Domingo.
Igual postura mantuvo cuando se consumó el dominio sobre Puerto Rico por parte del gran imperio del norte, como secuela de la guerra hispano-cubano-norteamericana. Su compromiso con la lucha por la redención de nuestros pueblos se resume en sus palabras: “… el anhelo supremo de mi vida, (es) la independencia absoluta de las Antillas”.
Como muchos otros próceres latinoamericanos fue partidario del ideal de estirpe bolivariano que proponía la unidad latinoamericana, al tiempo de ser autor del proyecto de Confederación Antillana, que debía procurar la hermandad y asociación política de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, a fin de superar la condición colonial de las dos primeras y evadir conjuntamente la amenaza expansionista norteamericana que se veía venir sobre el Caribe.
Su ideal revolucionario concebía la igualdad entre las personas, sin distinción de raza o grupo social.
También se destacó por su prédica a favor de la moral, la ética, la libertad, la dignidad y el progreso social, concibiendo la redención humana como una tarea vinculada al patriotismo.
De igual forma, concibió la educación como el método apropiado para el logro de los ideales de redención de los pueblos de América.
En Chile se le recuerda como el gran reformador de la educación y en la República Dominicana dirigió la formación de maestros, a través de la llamada Escuela Normal, contribuyendo a disminuir la ignorancia, al tiempo de inculcar valores morales y estimular la toma de conciencia sobre los deberes y derechos ciudadanos.
Su impronta intelectual es vasta y abarca diversas temáticas de gran importancia que fueron recogidos en revistas de diversos países.
Entre sus obras cumbres destacan los siguientes títulos: Geografía evolutiva, Lecciones de Derecho Constitucional, Tratado de Lógica, Moral Social y Tratado de Sociología.
Sus restos permanecen en el Panteón Nacional de nuestro país, en cumplimiento de su voluntad de que no se devolvieran a Puerto Rico, su patria de origen, mientras su territorio se encontrase ocupado y sometido a la condición colonial bajo la tutela norteamericana.
Hostos fue uno de los forjadores de los ideales latinoamericanistas. Su pensamiento debe ser levantado por siempre.