Según el Ministerio de Salud, entre enero y agosto del presente año, República Dominicana registró 5 mil145 casos probables de dengue, cerca de un 10 % más que en 2022, cuando se contabilizaron 4 mil 716. A propósito de esta dolorosa situación que ocurre en muchas provincias del país, y a partir de una experiencia personal reciente, considero oportuno resaltar el trabajo que realiza la Unidad de Atención contra el Dengue del Hospital Pediátrico Doctor Hugo Mendoza, ubicado en la Ciudad de la Salud.
Como periodista, nuestro trabajo consiste en criticar y denunciar los problemas que ocurren en la sociedad, particularmente en las instituciones públicas, a fin de que los mismos sean resueltos. No estamos para alabar o resaltar el buen funcionamiento de las instituciones del Estado, debido a que se entiende, es parte del trabajo que deben realizar.
Sin embargo, la horrorosa experiencia reciente, donde casi vi morir mi pequeña y única nieta afectada de dengue, me ha conmovido y me ha hecho reflexionar en este sentido. Por ello quiero, en estos días aciagos, donde niños, niñas y adultos mueren afectados de dengue, quiero reverenciar y homenajear el arduo trabajo que días y noches realiza el personal de salud del mencionado centro pediátrico.
Quiero testimoniar, que cuando mi querida nieta estaba afectada de fiebre que bordeaba los 40 grados, buscamos orientación con nuestra “doctora de cabecera”, cuñada y amiga, Gladys Guzmán, quien sin titubear un segundo nos refirió al hospital Hugo Mendoza. Admito que tuve mis dudas, debido a la conocida precariedad con que se manejan muchos hospitales públicos. Hoy reconozco que en este caso me equivocaba y que fue la decisión más acertada, porque fue allí donde un cuerpo de médicos, enfermeras y personal administrativo, le salvó la vida.
Puede ver que allí no se improvisa nada, debido a que raíz de los brotes de dengue que tenemos casi todos los años, el personal fue formado en la aplicación de un excelente protocolo de atención contra esta letal enfermedad, que según informes del propio ministerio de Salud, solo este año le ha arrebatado la vida a 10 personas, muchos de ellos niños y niñas.
No tengo sus nombres, pero para mí todos son importantes, desde porteros, camilleros, conserjes, hasta su dirección. Pero no puedo dejar de resaltar el trabajo maravilloso, profesional y abnegado de la encargada de la unidad contra el dengue, la doctora Massiel Durán, a quien hoy declaro “ángel de la guarda” de mi nieta y de todos los infantes que son atendidos allí. Tampoco puedo terminar sin agradecer de manera especial a la ginecóloga forense Gladys Guzmán y a la patóloga Práxedes Apolinario por el referimiento y estar permanentemente pendientes.
Una recomendación final. Las familias también tenemos que hacer causa común con esta situación, eliminando recipientes con agua alrededor de nuestras casas. No dejemos todo al Estado y a los médicos, también podemos aportar de manera individual, desde las juntas de vecinos y organizaciones comunales, haciendo jornadas de limpieza, para que aportemos algo a controla esta epidemia y nuestros pequeños y adultos no continúen enfermando y muriendo afectados de dengue.